El anterior número de Parpalacio –el 99– se difundió con una breve reseña de las actividades de la Fundación durante los últimos 25 años. En particular se mencionaban los trabajos de campo que originaron la abundante y rica fonoteca y junto a ellos los nombres de las personas que los habían realizado y donado generosamente a la Fundación.
Jamás sospechamos que tendríamos que repetir en el número 100 uno de aquellos nombres, para dar la triste noticia de su fallecimiento: Félix Pérez, del dúo Candeal, falleció hace días de una larga y penosa dolencia que, en los últimos años, le obligó a utilizar todos sus recursos vitales –que era muchos– y echar mano de su carácter siempre positivo para luchar contra la adversidad. No perdió en todo ese tiempo ni su humor ni sus ganas de vivir que le granjearon el cariño y la simpatía de los que le conocieron.
Félix y Toño contribuyeron con sus trabajos grabados en numerosos pueblos de Castilla y León a enriquecer la fonoteca de la Fundación al tiempo que iban creando un repertorio selecto e intencionado que iban dejando registrado, bien en discos de carácter etnográfico bien en sus propias grabaciones fonográficas que fueron abundantes y de una sorprendente diversidad temática.
Sus actuaciones en escenarios les llevaron por toda la geografía peninsular, que recorrieron mostrando y difundiendo el repertorio de nuestra Comunidad con una gracia y un acierto ejemplares. Las diferentes formas de ver el humor de Félix y Toño se hicieron complementarias e imprescindibles en sus actuaciones. Sus explicaciones, divertidas y ocurrentes. Sus arreglos, personales y originales… Todo ello contribuyó en buena manera a completar la personalidad de un grupo que será recordado para siempre.
Un recuerdo para Félix Pérez, del grupo Candeal
Una lógica ilusión juvenil tenían Félix y Toño cuando decidieron formar un dúo y separarse del grupo Trigo verde al que habían pertenecido durante algún tiempo. Acordaron buscar un nombre que sin apartarse mucho de su amor por la naturaleza y por el campo les definiera mejor y encontraron ese trigo que ya no era verde sino Candeal, con esa blancura como fondo sobre la cual escribir a partir de entonces los rasgos de sus letras y sus notas musicales.
Recordé en alguna ocasión que mi amistad con Candeal parecía venir de otra vida anterior. Nuestra admiración por su trabajo también venía de lejos. Hemos seguido sus pasos durante todos estos años en que su dedicación a la difusión y valoración de lo tradicional ha servido para despertar conciencias identitarias tanto como para divertir. Su jocundidad era proverbial y su trabajo ejemplar, como lo reconoció la Diputación de Valladolid premiándoles hace cinco años por su larga y fecunda trayectoria: Félix y Toño habían sido capaces de estar presentes con la misma alegría en una fiesta de pueblo que en una sala de conciertos. Y siempre dando buena música y derrochando entusiasmo.
Decía que mi amistad con Félix y Toño parece que proviene de otra existencia anterior pero eso tal vez se explique por el hecho de que, hace muchos años, cuando le pedí a la Diputación de Valladolid que adquiriera la colección de fotografías del minutero del Campo Grande y me puse rápida e impacientemente a revisar las más de seis mil instantáneas que contenía el archivo, entre otras caras conocidas que regresaban en tropel del pasado me topé con un trío peculiar formado por Toño, Félix y Mariano García Pásaro, que parecían pedir a gritos un biógrafo que explicase por qué aparecían tan contentos y orgullosos en aquella foto. Si toda fotografía tiene un contexto que complementa y aclara la escueta imagen, el contexto de ésta seguramente tenía que ver con una celebración, o acaso con los efectos posteriores de la misma. Pero no me entretendré más en esa placa y dejaré las elucubraciones para otro momento, o tal vez para el momento en que ellos mismos nos desvelen las razones de su euforia.
Si digo que hemos seguido sus pasos durante muchos años hay algo más que simple retórica. Juntos hicimos trabajo de campo y juntos conocimos a gente inolvidable cuya personalidad nos marcó de por vida. Muchas veces hemos recordado el momento crucial en que Andrea Morán nos interpretó, sentada bajo un castaño, los romances de la Infantina o de Ricardina.
En fin, la emoción y el entusiasmo de Pidal cuando descubrió en el Burgo de Osma que se seguían cantando romances en Castilla, lo compartimos nosotros aquella mañana en Vigo de Sanabria al ir escuchando a Andrea cantar mientras roznaba unas castañas. Luego vinieron las tardes apacibles en casa del gaitero Manuel Prada y de su mujer Joaquina, arrimando al fuego aquel asador giratorio en el que daban vueltas y explosionaban las célebres y nunca bien poderadas drupas sanabresas. Y después el Ramo verde cantado por la mujer de Julio Prada, y Marcelina, y Leonides y tanta buena gente de aquí y de allá...
También compartimos momentos esenciales en los estudios de grabación madrileños. Allí, en particular en los estudios Sonoland, iniciamos una colaboración que trataba de reflejar el calendario del año a través de las muchas expresiones populares que lo adornaban. Luego vendría el disco de las canciones de boda, con Elena Casuso, María Salgado, Sonia de la Fuente y Paco Callejo aquel inolvidable cirujano plástico enamorado de la Feria de abril sevillana que revivía cada vez que tenía una bandurria entre sus manos. Mientras nosotros trabajábamos en el estudio A de Sonoland, Mariano García Pásaro, Mariano Gallegos y Luis de la Fuente tenían una seria y reiterada controversia sobre la Castellana –no el paseo, sino el anís– de Don Nicomedes García Gómez...
Tantos recuerdos... Pero habrá que quedarse con lo esencial: su currículo queda repleto de intervenciones en las que han sido los más dignos representantes de Valladolid y de nuestra Comunidad sobre los escenarios más diversos y lejanos. Su prestigio lo ganaron a pulso y actuación tras actuación, recorriendo España de arriba abajo y de oeste a este. Programas de televisión, públicos de todas las edades, paisanos añorantes de su tierra o tan amantes de lo suyo que no se movieron del lugar de nacimiento, han sido testigos durante 35 años de una labor que siempre ha merecido el reconocimiento de todos y que ahora, en el momento triste del fallecimiento de Félix, se hacen más cercanos y entrañables. Quienes seguimos con cariño y admiración la trayectoria de Candeal no tenemos más remedio que reconocer los valores humanos de este dúo que hizo frente a la melodía de la vida con honradez y alegría, incluso en aquellas ocasiones en que la partitura estaba más cerca de una balada triste y desafinada que de un cántico de gloria. Pero precisamente su entusiasmo, su carácter positivo y cabal pudo con todas las adversidades y supo transformar la dificultad en reto y la superación en norma. Gracias.
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(29 de marzo de 2020 > 29 de junio de 2020)
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21 de abril de 2020
El Libro Rojo es un podcast de radio sobre antropología, etnografía, mitología, folklore, simbolismo y tradición, dirigido y presentado por el diseñador visual Ritxi Ostáriz. Un viaje de retorno a las fuentes de lo sagrado.
El libro de Ostáriz lleva añadiendo páginas desde septiembre de 2015 y, en su edición número 120, contó con la colaboración de Joaquín Díaz.
Aprovechamos la publicación para recomendar la visita al podcast de radio de Ritxi Ostáriz. Este es el programa 120:
23 de abril de 2020
«Vamos a ver» es un magacín de actualidad social, emitido en la televisión autonómica de Castilla y León y presentado por Cristina Camell. De lunes a viernes, a partir de las seis de la tarde, se analizan diferentes aspectos de la vida en la región a través de tertulias, espacios de salud, agenda cultural, cocina, viajes y música.
Joaquín Díaz intervino en su emisión del pasado jueves 23 de abril, día de la Comunidad castellano-leonesa y del libro.
2 de mayo de 2020
«El arcón», veterano programa de la televisión regional de Castilla y León dirigido y presentado por el periodista Javier Pérez Andrés, realiza semanalmente una ruta diferente por dicha comunidad autónoma, descubriendo, entre otros muchos aspectos, su etnografía, gastronomía y recursos turísticos.
La emisión del sábado 2 de mayo, segunda parte de la denominada «Voces de esperanza», contó con la participación de Joaquín Díaz, y se realizó mediante conexión desde el hogar de Javier Pérez Andrés a la propia Fundación.
8 de abril de 2020. Exposición digital
Se incorpora al “Museo de papel” de la Fundación una colección de fotografías comentadas que formó parte de la exposición sobre las Amas de cría llevada a cabo en 1999 en la sala habilitada para muestras temporales.
17 de junio a 19 de julio de 2020. Casa Revilla, Valladolid
La imprenta en Valladolid es el título de la exposición que la Fundación ha organizado en la Casa Revilla de Valladolid y que refleja la importancia que tuvo desde hace más de cinco siglos el oficio de impresor en la ciudad. La muestra es un escaparate para cerca de doscientos libros y documentos salidos de las prensas de diferentes establecimientos tipográficos (se recogen 280 nombres de impresores desde finales del siglo XV). El libro más antiguo de los expuestos es debido a la autoría de Fray Antonio de Guevara y se titula Primera y Segunda parte de las Epistolas familiares. Lo imprimió Juan de Villaquirán en 1544 y pertenece a la colección de Guillermo Blázquez, conocido librero de viejo madrileño. De 1554 es una crónica del rey don Fernando salida de las prensas de Sebastián Martínez. Dos libros de pragmáticas y un Manual de Confesores impreso por Francisco Fernández de Córdoba completan los textos del siglo XVI seleccionados para la exposición. Algunos textos de los siglos XVII y XVIII, como una cartilla de la catedral de Valladolid, se expondrán en vitrinas y paneles. Los siglos XIX y XX presentan una numerosa colección de autores, obras y establecimientos tipográficos y litográficos. Muy curiosa es una aleluya sobre las ferias de Valladolid de 1880, utilizada como reclamo por el diario El Norte de Castilla, en la que se representa al alcalde Miguel Iscar poco antes de su fallecimiento. El siglo XIX contempla la aparición de algunas familias de impresores, como los Santarén, Aparicio, Cuesta, Pastor, Hebrero, Montero, Zapatero, Miñón, etc., que llegarán al siglo XX manteniendo el prestigio y el buen hacer en el mundo del libro y de la cultura vallisoletanos.
Julio de 2020. Centro e-lea Miguel Delibes. Urueña, Valladolid
Un recorrido por palabras usadas por el escritor y sus correspondientes objetos usados en la actividad agropecuaria.
2 de junio de 2020 (repetición on-line del concierto del 2 de junio de 2018)
El sábado 2 de junio se pudo ver y escuchar de nuevo el concierto realizado en Urueña en la misma fecha del año 2018.
Lilofee, Anke Schulz y Raphaël Parejo-Coudert.
5 de junio de 2020
Nueva colección de fotografías • Margarita Ruiz
Joaquín Díaz
Edición digital e impresa de la Fundación Joaquín Díaz. 2020Publicado en formato digital a mediados de abril de este año, acabamos de recibir la versión impresa.
Joaquín Díaz
26 de junio de 2020, Casa Zorrilla de Valladolid
Reconstrucción de otro pedazo de nuestro pasado reciente, valiéndose en este caso de fotografías de vallisoletanos que miraron a la cámara de los fotógrafos locales en un momento, un espacio, una circunstancia y con un motivo determinado.
Con todo el material cedido por la Fundación y las reflexiones de Joaquín Díaz, el Ayuntamiento de Valladolid ha promovido la publicación del libro «Miradas del pasado: fotografías antiguas de personajes y lugares vallisoletanos».
Los textos de Joaquín Díaz y el diseño editorial de Ana Moyano han hecho posible que el Ayuntamiento de Valladolid ponga a disposición de los amantes de todo lo vallisoletano un libro inolvidable.
José Luis Alonso Ponga
Edición digital de la Fundación Joaquín Díaz. 2020Presentación de Mons. Dario Rezza:
El uso de las campanas en las iglesias, según una antigua, aunque legendaria tradición, se inició en Italia, en Nola, donde San Paulino, obispo de la ciudad del 409 al 431, fue el primero en agrandar las campanillas (tintinabula) ya existentes haciendo pequeñas campanas (llamadas nolas o campanas) y colocarlas en una torre, como se deduce también de la presencia de una antigua fundición al lado de las basílicas nolanas. Y según Isidoro de Sevilla (560-636) el nombre mismo de las campanas derivaría de la región de Campania. S. Paulino viene considerado como el patrono de los campaneros.
Las campanas han tenido siempre a lo largo de los siglos una función pública, cívica y religiosa, transmitiendo mensajes, adquiriendo un valor simbólico relativo a los intereses locales de una determinada comunidad laica o religiosa y provocando a su vez desencuentros entre la Iglesia y el Concejo, entre el poder eclesiástico y el civil.
Con el paso del tiempo han perdido importancia, pero, aunque ahora no sean ya un signo de jurisdicción, son aún un símbolo de relación comunitaria y un válido instrumento de comunicación de las celebraciones litúrgicas. Señalan aún los tiempos de fiesta y también de luto en nuestra vida: en este sentido conservan su cometido de ser la Vox Dei y en algunos lugares también la función cívica de señalar las horas del día.
Particularmente interesante es el arte de fabricar campanas que ha hecho famosas a algunas familias de maestros fundidores, los cuales a lo largo de los siglos se han transmitido los secretos de unos a otros. La misma fusión de la campana y su inauguración ha asumido un ritualismo concreto que todavía hoy constituye, desde el punto de vista religioso, un objeto del culto y, desde el punto de vista laico, un antiguo símbolo de autoridad.
El autor de esta investigación histórica y descriptiva de las campanas, con su preparación específica, nos muestra eventos y personajes con abundancia de documentación, enriqueciéndola con detalles humanos y sociales que hacen agradable y más interesante la exposición, dada su preparación en el campo antropológico.
La parte relacionada con la Basílica de San Pedro en el Vaticano ofrece una amplia exposición de rituales y de los específicos ejemplares de las campanas con su lenguaje sonoro, y constituye por sí misma, casi una historia vívida, cuyo significado, más allá de los datos objetivos, abarca todo el Orbe católico: el «plenum», esto es cuando suenan a repique todas las seis campanas, resulta casi el paradigma de la voz misma unánime de la Iglesia que habla en el Sucesor del Apóstol Pedro, la roca sobre la cual Cristo ha fundado Su Iglesia.
4 de abril de 2020
Lamentamos comunicar el fallecimiento de Francisco Villares Ortuño, amigo y colaborador de la Fundación, Presidente hasta fechas recientes de la Asociación de Amigos de la Fundación Joaquín Díaz. Su entrega y entusiasmo en la preservación de la tradición solo pueden compararse con su actitud siempre positiva y afectuosa hacia quienes le rodearon. Descanse en paz y reciba su familia nuestro más sincero pésame.
Una matraca de dos mazos -en este caso herraduras o llamadores de hierro- de Tagarabuena (Zamora) fabricada por un artesano local hacia 1930-40 que, para su guarda y custodia, descansara de sus ajetreos vitales entre los fondos del Museo de la Fundación.