Parpalacio

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Editorial

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Parece imposible hablar de la Reina Isabel sin referirse al magnetismo de su presencia. Todo su reinado se halla sazonado de apariciones oportunas en lugares donde su comparecencia iba a ser determinante, según narran después los cronistas. Esa presencia, congruente, precisa, necesaria casi siempre, se intuye también en las expresiones populares –especialmente en los romances– que hablan de su tiempo y de sus virtudes. Quien compone toda esa poesía popular, sin embargo, no es el pueblo, como ya acertó a ver el maestro Menéndez Pidal, sino poetas guerreros marcados por la ternura y la violencia de un siglo en el que moral y política se entremezclan sin pudor con el amor y la muerte. Quienes componen esa poesía son narradores de unas circunstancias irrepetibles que convertirán las guerras de Granada en el último ejemplo de poesía heroica y nacional. Tras ellos, el heroísmo se expresará en tiempo pasado y dejará de tener la fuerza palmaria de lo contemporáneo, de lo inmediato y por lo tanto de lo vivido. Andrés Navajero cuenta, algunos años después de la caída del reino nazarí, hasta qué punto las damas que acompañaban a la Reina Isabel encandilaban a los caballeros cristianos y les hacían comportarse con una valentía y un furor insólitos. Ya en el siglo XVI también, Ginés Pérez de Hita revivirá el género fronterizo con sus romances moriscos que describirán una Granada desaparecida bajo la fuerza de la determinación cristiana y que sólo reaparecerá en las ensoñaciones románticas de Chateaubriand, Washington Irving o Walter Scott.

Isabel, la princesa omnipresente, está a punto de casarse con el señor de Urueña, Pedro Girón, que además es Maestre de Calatrava y hermano del principal muñidor del reino, el Marqués de Villena. Una providencia generosa, según unos, y una fatalidad incomprensible, según otros, da fin a una contingencia que, sin duda, habría cambiado la historia de España. Girón muere misteriosamente e Isabel, que ha suplicado a Dios de rodillas día y noche que no llegue a producirse la posibilidad de esposarse con aquél, queda libre para casarse con el infante de Aragón don Fernando.

Visitas

Museo de La Casona
Diciembre 2003 a febrero 2004: 1.864
Total general: 161.309

Museo de Campanas
Diciembre 2003 a febrero 2004: 2.031
Total general: 99.279
Sala de exposiciones "Mercedes Rueda"
Diciembre 2003 a febrero 2004: 358
Total general: 31.873


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Noticias

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La Fundación acaba de editar el disco Romances de la Reina Isabel, conteniendo diez romances tradicionales o populares de la época de los Reyes Católicos. Los temas han sido musicados y arreglados por Joaquín Díaz y Javier Coble, respectivamente y narran episodios históricos o legendarios en los que interviene la Reina. El CD sale en un nuevo sello creado por la Fundación llamado Openfolk que será distribuido por Iberautor y que contará en un breve plazo con dos nuevos títulos. Uno, está firmado por Pascal Lefeuvre y Germán Díaz, a dos zanfonas, y se titula “Dúo de fuego”. El otro, denominado “Trazzeri” ha sido grabado por Fratelli Mancuso y cuenta con la colaboración de Amancio Prada, Luis Delgado y Joaquín Díaz entre otros artistas.


Conciertos de verano

Se confirma ya la recuperación de los conciertos de verano en Urueña. Se celebrarán en la iglesia de la Anunciada e intervendrán los siguientes artistas:

-Día 4 de julio a las once de la mañana: Vox Suavis.
-Día 11 de julio a las once de la mañana: Pascal Lefeuvre-Germán Díaz.
-Día 18 de julio a las once de la mañana: Luis Lozano y Voces Huelgas (gregoriano interpretado por voces femeninas).
-Día 25 de julio a las once de la mañana: Javier Coble.

Los conciertos contarán con la colaboración de la Junta de Castilla y León.


Exposición sobre la historia de los títeres

El Ministerio de Cultura intervendrá en la edición del Catálogo y en la Exposición acerca de la historia de los títeres en España programados por la Fundación para el mes de junio.





·En 1390 Doña Leonor, condesa de Alburquerque y sobrina del rey don Enrique III, era señora de Urueña, fortaleza que había recibido junto con Villalón en trueque por Cea y su tierra del rey don Juan I.

·En 1413 el rey don Fernando I de Aragón, tras quitar el título y los bienes al conde de Urgel, le envía preso al castillo de Urueña. Le acompañan Pedro Rodríguez de Guzmán y Pedro Alonso Descalante, quien será su carcelero.

·En 1427 el rey de Navarra, que está entre Mayorga y Medina del Campo para realizar unos tratos con don Juan II, entretiene la espera monteando en Urueña y San Pedro del Atarce.

·En 1429 el conde de Castro, aliado del rey de Navarra en cuyo nombre tenía el castillo de Urueña, es obligado por el rey don Juan II a entregarlo al infante don Pedro de Navarra. El conde retrasa voluntariamente la entrega y éstos y otros hechos enojan al rey.

·En 1434 el conde de Luna, don Fadrique, que había intentado alzarse como capitán de la ciudad de Sevilla para tomar el castillo de Triana y matar y robar a los ricos caballeros de la ciudad, es apresado por el rey don Juan II y enviado al castillo de Urueña donde le pone de carcelero a Alonso González de León.

·En 1440 ya aparece Juan Pacheco, hermano de Pedro Girón –quien será señor de Urueña– como valido y consejero del príncipe don Enrique. Este Juan Pacheco, que será Marqués de Villena gracias a su cercanía con don Enrique, levanta a éste contra el poder del rey y le aconseja alianzas con el rey de Navarra.

·En 1465 los grandes del reino se reúnen en Ávila y proclaman rey al príncipe don Alfonso, de once años de edad, deponiendo al rey don Enrique de su corona y cetro reales. En la ceremonia, llevada a cabo a las afueras de la ciudad, están presentes el Marqués de Villena don Juan Pacheco y el Maestre de Calatrava, su hermano, don Pedro Girón.

-En 1466 y tras haber obtenido dispensa de Pio II para dejar el Maestrazgo de Calatrava a su hijo Rodrigo a fin de casar con Isabel (la que habría de ser Isabel la Católica), Pedro Téllez Girón muere en circunstancias misteriosas en Villarrubia de los Ojos. En efecto, don Pedro, no satisfecho de su fortuna y posición, ambiciona casarse con la infanta doña Isabel. Sabedora ésta de que el maestre de Calatrava se acercaba a la villa de Ocaña, donde estaba ella con don Alfonso, y que el propósito principal de Girón era el de inclinar su voluntad para que se casase con él, de grado o por fuerza, estuvo un día y una noche de rodillas rogando muy devotamente “a nuestro Señor que le pluguiese matar a él o a ella porque este casamiento no oviese efeto”, según narra Mosén Diego de Valera en su Memorial de diversas hazañas. Este cronista relata un curioso caso sucedido en un pueblo de Jaén siete días antes de la muerte del Maestre: a la hora de vísperas se vio una gran multitud de cigüeñas guiadas por una de ellas, que se vinieron a situar encima del castillo donde estaba Girón y, haciendo círculo encima de él de manera que oscurecieron el sol, empezaron a hacer ruido con los picos. Se turbó el Maestre al ver el caso y por más que preguntó qué podría significar aquello, nadie supo responderle. Lo único que acertaron a ver es que las cigüeñas tomaron el mismo camino que al día siguiente habría de seguir don Pedro para ir al encuentro de la infanta doña Isabel...

-Al morir don Pedro, tanto el Maestrazgo (a pesar de que el Maestre había conseguido que el Papa concediese una Bula en la que le heredaba su hijo, de muy corta edad) como el señorío del Condado de Urueña, quedan bajo la tutela del Marqués de Villena.

·En 1469 muere don Alonso Girón, conde de Urueña y le hereda su hermano don Juan, también de poca edad.

·En 1474 muere el rey don Enrique, y la princesa Isabel, que estaba en Segovia, se intitula Reina de Castilla y de León. La mayor parte de los nobles le besan las manos y le hacen juramento de fidelidad, excepto el Maestre de Calatrava y el conde de Urueña quienes tampoco envían procuradores.

·En 1476 los Reyes Católicos confirman el señorío de Urueña a favor de los Téllez Girón pese a no haber acudido ni el conde, ni su hermano el maestre de Calatrava, ni su primo el Marqués de Villena, a besar la mano a Isabel al ser declarada reina, y haber actuado todos en su contra en la guerra con el rey de Portugal. Por intermedio del Condestable de Castilla don Pedro Fernández de Velasco, los Reyes perdonan a Juan y Alonso Téllez Girón considerando “que el Maestre y el Conde de Urueña eran mozos e que no habian errado de su voluntad salvo por ignorancia, traidos y engañados por el Marques de Villena e por aquellos que le administraban”. El Condestable confirma esta reconciliación casando a una hija suya, Leonor de la Vega y de Velasco, con el conde de Urueña. Entre los siete hijos que tendrán, estará Juan Téllez Girón, apodado el Santo, que heredará el condado de Urueña y el señorío de Osuna.

De las Crónicas de los Reyes de Castilla, en la Biblioteca de Autores Españoles.




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