La bodega Heredad de Urueña, de la familia Rodríguez León, conserva aún, convenientemente restaurado, un palomar de los numerosos que salpicaron la Tierra de Campos. Tradiciones bien antiguas avalaban la costumbre de sahumar o pintar las paredes de los palomares con distintas sustancias, tanto para atraer y fijar en ellos a sus posibles inquilinos como para evitar que, una vez aposentados, fuesen atacados por alimañas o depredadores. Dentro de las costumbres más fantásticas estaba la de enterrar un vaso de cristal colmado de leche de mujer bajo el lugar por donde entraban y salían las palomas. También los cominos y la miel se utilizaban ya dentro de la serie de productos naturales que certificaban las tradiciones más primitivas; con miel se mezclaban los higos secos triturados y los granos de cebada hasta conseguir con ello una masa que, distribuida en pequeñas bolas, servía de alimento a las palomas y las familiarizaba con el lugar elegido para que anidasen. El comino se hervía en vino oloroso y con el líquido resultante se manchaban las paredes del palomar. Cuando en el siglo XIX se trató de fomentar la edificación de estas construcciones tan peculiares se llegó a recomendar que la última capa de barro que servía de protección a los adobes del habitáculo se hubiese pisado añadiendo el contenido de unas botellas de anís.
Y es que el alimento preferido de las palomas iba, según las opiniones, desde el trigo o algún cereal fino (cebada molida mezclada con leche, por ejemplo) hasta las legumbres como la lenteja, las habas o la arveja.
En cuanto a las sustancias con las que se trataba de mantener alejados a los animales nocivos, mencionaremos la ceniza de encina que era un buen repelente contra los ratones de campo. Más ofensivo era el sahumerio de cuerno de cabra para disuadir a gatos y garduñas. El olor de la ruda repugnaba a las culebras, pero (y volvemos a entrar en el capítulo de lo fabuloso) lo definitivo para distanciar a los ofidios era escribir en el interior de la construcción las palabras Adán y Eva.
Todas estas recomendaciones y otras que aún se podrían recoger de la boca de los ancianos se fueron transmitiendo habitualmente a través de los tratados de agricultura (Columela, Abu Zacaría el sevillano, Alonso de Herrera...) o de los lunarios y pronósticos perpetuos (Zamorano, Cortés...) que aseguraron su uso haciéndolas llegar casi hasta nuestros días.
La bodega Heredad de Urueña ocupa en la actualidad, como es natural, el denominado pago de «la Paloma» y otros, como el paraje de Carrepozuelo (resto de un camino o senda que cruzaba el pago) o el terreno denominado de «Los Lebratos», que era atravesado por el Camino de Zambrana o de la Zamorana, antigua vía que, viniendo del cercano Monasterio de la Espina formaba parte de la ruta que llevaba a Santiago de Compostela pasando por Bustillo y Zamora. Todos estos terrenos y otros cercanos, como el de «La Plegaria», el de «Matapenas» o el de Carrelavega integraban una importante extensión plantada de viñedos que hasta el siglo XIX se mantuvo en esa parte del término y que concluía en el camino de Villardefrades y en los pagos de «Las Viñas» y «Las viñas de los cercados». Aproximadamente la sexta parte de la extensión ocupada por el término de Urueña eran viñas. El Catastro de la Ensenada habla de viñedos de primera, de segunda y de tercera y añade que al menos sesenta iguadas eran de sembradura de vid de primera. La importante cifra de más de 500 hectáreas dedicadas a la vid no es extraña si se tiene en cuenta que hasta comienzos del siglo XX el pago a los jornaleros se hacía en «vino y compango» según se especifica en los contratos que se extendían a los segadores por San Juan. La iguada era una medida de superficie equivalente a 3.750 metros cuadrados. Quiere esto decir que los viñedos de primera -los establecidos entre el arroyo de la ermita y el vecino arroyo de las viñas (había otros de diferente calidad en el páramo)- ocupaban unas ciento ochenta hectáreas. La iguada de viña de primera calidad daba al año 24 cántaras (cada cántara unos dieciséis litros), de modo que las 60 iguadas producían 23.040 litros al año. El cálculo de la producción total entre tierras buenas y regulares podría establecerse en unos 70.000 litros por año en el término, aunque Francisco Mariano Nipho, en su Descripción natural, política y económica de todos los pueblos de España, publicada en Madrid en 1771, cifra en 2.000 cántaras de vino la producción de ese año en Urueña (unos 32.000 litros).
Museo de La Casona
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Urueña 26 y 27 de octubre de 2019
Información e inscripciones:
Matricula: 30 euros
Matrícula gratuita para
Amigos de la Fundación Joaquín Díaz
y profesores y estudiantes UVa
Enviar solicitud a: info@funjdiaz.net
Teléfono: 983 717 472
Junta de Castilla y León:
Consejería de Cultura y Turismo
Diputación de Valladolid
El apogeo del Costumbrismo coincide en el tiempo con el Romanticismo. No así con el auge de la etnografía y el desarrollo de los estudios sobre la tradición, pero en cualquier caso ambas tendencias ostentan virtudes y defectos comunes e incluso un proceso similar que se inicia con la noble pretensión -dieciochesca, por otra parte- de mejorar la sociedad comenzando por sus costumbres, lo cual se intenta bajo filantrópicos y sesudos seudónimos -el Solitario, Curioso parlante, Demófilo, Pobrecito hablador, Bachiller Cantaclaro...- y va progresando en la medida que abandona pintoresquismo y romanticismo para abordar un realismo que, tanto los estudios científicos como el género literario, agradecen como una mejora evidente.
El costumbrismo en el siglo XIX suele manifestarse en artículos breves sobre tipos y escenas, por lo general publicados en la prensa, o formar parte integrante de otros géneros literarios como la poesía, el teatro y la novela realista y naturalista.
También se relaciona con frecuencia con otros campos como la literatura popular, la etnografía y el folklore. Pero este aspecto del costumbrismo no ha sido asociado como propio del periodismo y de la literatura culta, y no ha motivado la atención debida.
Esta reunión se propone presentar algunos ejemplos en los que el estudio de los usos y de las costumbres está combinado con el de la literatura popular, la etnografía o el folklore.
26 y 27 de octubre de 2019
Día sábado 26 de octubre
11:00 horas
FERNANDO DURÁN: Literatura popular y costumbrismo en los almanaques astrológicos del siglo XVIII
12:00 horas
Pausa
12:30 horas
ENRIQUE RUBIO: Costumbrismo y folklore: las colecciones costumbristas del siglo XIX
14:00 horas
Comida
16:30 horas
ANA ZAMORA: El costumbrismo a escena
18:00 horas
EVA FLORES: Folletín y novela canónica en el siglo XIX: acercamientos, encuentros y colisiones
Día domingo 27 de octubre
10:30 horas
SALVADOR GARCÍA CASTANEDA: Voces de la calle: los pregones callejeros en el Madrid del XIX
11:30 horas
RAQUEL GUTIÉRREZ SEBASTIÁN: Testimonios literarios de los usos, costumbres, tradiciones y música del valle de Campóo
12:30 horas
ALBERTO ROMERO FERRER: Entre etnografía y costumbrismo: de los Autos de Navidad al Sainete de la tía Norica
Las ponencias se desarrollaron en el Centro Miguel Delibes de Urueña
http://www.urueña.es/e-lea-miguel-delibes/
10 de octubre de 2019
Centro E-Lea Miguel Delibes de Urueña (Valladolid)
Este es el primer concierto de Joaquín del que se conserva testimonio sonoro. Todavía no había grabado ningún disco pero ya llenaba auditorios y salas culturales con sus conciertos.
En el cuadernillo que acompaña la grabación, Luis Delgado nos cuenta su admiración por aquel joven, pero ya maestro, que empezaba a enseñarnos a todos lo que era la música folk. José Gabriel Sanabria nos aporta su sabiduría al ofrecernos las coordenadas espacio temporales de las canciones. David Muñoz, responsable del blog www.cancioneroderomances.com, es el tercero de quienes escriben en dicho cuadernillo sus opiniones sobre el trabajo de Joaquín.
Este cuarto disco en nuestra colección nos trae a un Joaquín Díaz primerizo, previo a su etapa discográfica, con una madurez impropia de su edad. El repertorio es magnífico, con viejas canciones españolas y otras del acervo cultural del mundo, todo ello interpretado y explicado por Joaquín Díaz en los parlamentos que incluye entre canción y canción.
8 de noviembre de 2019
Salón de actos de la Real Academia De Bellas Artes de San Fernando. Calle de Alcalá, 13. Madrid
La Real Academia acogió la presentación del disco del pianista Diego Fernández Magdaleno, editado por la Fundación Jorge Guillén, en homenaje al músico y etnógrafo Joaquín Díaz.
Intervinieron:
Joaquín Díaz, Ismael Fernández de la Cuesta, Antonio Piedra y Diego Fernández Magdaleno.
También se pudo disfrutar de un breve recital de piano de Diego Fernández Magdaleno.
13 de noviembre de 2019
Sala Francisco de Cossío. Casa Revilla. Valladolid
Conferencia y presentación.
Intervinieron:
Carlos Porro, Francisco García, Elías Martínez, Rafa López, grupo Corrobla de Bailes Tradicionales de Valladolid y danzantes de Villafrades y de Herrín de Campos.
El pasado 13 de noviembre, por la tarde se presentó en la Sala Francisco de Cossío de la Casa Revilla en Valladolid el libro "Bailes tradicionales en Valladolid" de Carlos Porro que contiene un tratado muy amplio del antiguo repertorio, estilo, formas y maneras de lo que en estas tierras fueron los bailes tradicionales. Faltaba en los estudios de la tradición en nuestra provincia un tratado que volviera a la vida la memoria, la voz y los gestos de los antiguos vallisoletanos pues Valladolid como el resto de las áreas centrales y urbanas castellanas pendientes de tiempo atrás de modas y modernismos, sufrió pronto el abandono de sus raíces y del amplio abanico de usos y costumbres que la hacían emparentar y a la vez distinguir, de sus vecinos.
Este libro a color de casi 340 páginas es una obra compilatoria que reúne los testimonios de muchos vecinos de nuestros pueblos -de 106 municipios en total- a los que desde hace casi cuatro décadas empezamos a entrevistar para guardar ese recuerdo, conocer esos pasos y melodías, y servir de hilo conductor de la tradición, aquella que nadie aprendía. Se acompaña con un disco que recoge la voz del baile vallisoletano en cada comarca con 144 temas bailables cantados, a son de dulzaina y tamboril, de guitarra o de pandereta con los estilos antiguos y la diversidad de unos bailes escasamente desarrollados en la actualidad.
Todo ello se divide en veintitrés capítulos que contienen el estudio desde la aparición de las primeras agrupaciones folklóricas en Valladolid en 1920. Otros apartados tratan acerca de los coros y danzas en Valladolid en los años de posguerra y los bailes históricos, modernos o estacionales junto a algunas prohibiciones gubernamentales. El principal capítulo transcribe los testimonios de aquellas generaciones que participaron del baile antiguo centrándose en el estudio del baile primigenio de todos, la rueda, en el que se desgranaban los demás estilos y ritmos: los bailes corridos, la redondilla y los salteados, la jota en sus variantes tradicionales, el fila o hilera, en grupos de a tres, por parejas, en círculo; el fandango, baile llano o baile castellano, las boleras, el chamarugo, la “perrusalda”, el chapurrao, las habas verdes y una multitud de bailes locales: el pingajo, las galas, las carrasquillas, los títeres, la jerigonza, etc. Además varios capítulos recuerdan algunas danzas procesionales como “la danza del santo” o la entradilla, las contradanzas y los propios paloteos, con sus lazos, la culebra, el castillo y las danzas de cintas.
A la presentación, dirigida de manera entrañable y magistral a la vez por el conocido actuante y gran comunicador José Luis Gutiérrez de Zamora, acudieron invitados algunos de los dulzaineros más señeros de estas tierras, desde Cuéllar Alfredo Ramos, de Valladolid Elías Martínez y de La Pedraja de Portillo Francisco García que interpretaron algunas de las piezas contenidas en el libro. Otros temas fueron interpretados por varias parejas del grupo Corrobla de Bailes Tradicionales de la Provincia de Valladolid que ejecutaron con gusto las habas verdes de Tiedra, el baile de las carrasquillas de Valbuena de Duero, una jota ribereña del repertorio de antiguo dulzainero Modesto Herrera y otra jota de Morales de Campos. Por su parte algunos danzantes de Villafrades de Campos, con Rafa y Marta Gómez hicieron muestra de algunos de los estilos más característicos de paloteo del lugar lo mismo que los danzantes de Herrín de Campos, con el dulzainero Rafael López y Carlos a la caja, dirigidos por Roberto, el chiborra de esta localidad.
El aforo de la sala se completó bastante tiempo antes del inicio lo que hizo que mucha gente no pudiera acceder al mismo lo que nos obligó –con mucho gusto, desde luego– a repetir el acto días después el día 4, con completo aforo nuevamente. Acto que repetiremos en Campaspero el día 28 de diciembre por la tarde. Muchas gracias a todos.
11 de diciembre de 2019. Teatro Zorrilla, Plaza Mayor 9. Valladolid
17 de diciembre
Paraninfo del Edificio Histórico de la Universidad. Valladolid
Presentado por Joaquín Díaz:
Lectio brevis de Modesto Martín Cebrián en el Auto de Navidad organizado por la Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid.
El Auto de Navidad se celebró el día 17 de diciembre, martes, a las 19:30 horas en el Paraninfo del Edificio Histórico de la Universidad. La edición de este año llevaba el título «Manifestaciones tradicionales en torno a la Navidad», la lectio brevis corrió a cargo de Modesto Martín Cebrían. La segunda parte, representación e interpretación musical «A la lumbre del portal» fue a cargo del grupo de música tradicional Tahona.
Dibujos: Fernando de Terán • Textos: Joaquín Díaz
Se acaba de publicar el libro «Cuaderno de Urueña», con textos de Joaquín Díaz y dibujos originales de Fernando de Terán, realizados durante sus estancias en Urueña en los meses de verano.
Fernando de Terán es Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y actual Director de la misma.
Carlos Porro - Editado por la Fundación Joaquín Díaz
Como ya hemos indicado en la sección de anterior, se acaba de presentar el libro «Bailes tradicionales en Valladolid» con textos de Carlos Porro, editado por la Fundación Joaquín Díaz y siendo el diseño y maquetación de Luis Vincent.
El libro consta de 336 páginas e incluye un CD con temas musicales relacionados, en formato audio MP3.
Está ya disponible a la venta solicitándolo aquí mismo >
30 de noviembre de 2019. Centro e-Lea "Miguel Delibes", Urueña (Valladolid)
El pasado sábado 30 de noviembre de 2019 tuvo lugar en el salón de actos del centro e-Lea Miguel Delibes (Urueña, Valladolid) la asamblea general anual de la Asociación de Amigos de la Fundación Joaquín Díaz. La asamblea votó la renovación de la Junta Directiva.
La Asociación busca la colaboración con la Fundación a fin de potenciar todas las formas de divulgación, popularización y educación mediante actividades destinadas a sus miembros, así como a todo el público en general. Pretende promover la cultura tradicional en la sociedad española, así como en las comunidades hispanohablantes de todo el mundo, procurando que todas las personas puedan llegar a conocer, comprender, utilizar y disfrutarla en el mayor grado posible (se pueden consultar sus Estatutos aquí).
12 de diciembre de 2019. Salón Principal del Círculo de Recreo. C/ Duque de la Victoria, 6. Valladolid
El Círculo de Recreo de Valladolid organizó un acto en homenaje al pianista Miguel Frechilla en el que participaron Joaquín Díaz y Diego Fernández Magdaleno, que fue discípulo de Frechilla y ofreció un concierto en el piano original del homenajeado que atesora el propio Círculo de Recreo.
Recientemente han llegado a la Fundación algunos instrumentos. Un acordeón diatónico de botones donado por Miguel Angel Becerril Gordaliza y que perteneciera a su abuelo Santos Gordaliza (1876-1947) músico de la banda municipal de Palencia y quien lo tocaba con otros músicos en una pequeña orquesta de baile en la capital palentina. Este acordeón se fabricó en Alemania en la casa Schütz y conserva el sello de Empress Accordeon. Trade mark, con el logotipo de un cisne. Posiblemente fuera fabricado a principios del siglo XX.
También hemos adquirido, completando la colección de cascabeleros, otro pequeño sonajero de la misma época, de principios del siglo XX con tres pequeños cascabeles con forma de concha de peregrino, realizados en latón y bañados en plata. Procedente de Segovia.
De Segovia también, de la localidad de El Arenal (Orejana) nos han regalado un pequeño chiflo (6 cm.) realizado con dos pequeñas varillas de un sarmiento de una parra, entre los que se coloca a manera de hoja una de las escamas de las que finamente cubren el sarmiento. Esta actúa de lengüeta y al aproximarse las tres piezas unidas a la boca y sujetas entre sí por la presión de los dedos, se sopla, produciéndose un silbido o parreo. Aquí se utiliza como juego y entretenimiento de niños pero en algunas otras zonas no deja de ser un reclamo de aves.