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Editorial

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Via Crucis

Durante el tiempo de Cuaresma y Semana Santa son frecuentes las prácticas de ejercicios piadosos como el Via Crucis. Su historia es antigua y su proceso lento hasta llegar a la costumbre actual: Álvaro de Córdoba, un dominico nacido en Zamora y profesor en San Pablo de Valladolid, ya había recreado, tras un viaje a los Santos lugares en 1419 una vía dolorosa en la capilla del convento de Scala Coeli a las afueras de Córdoba. Y un siglo más tarde, ya en 1517 dos frailes franciscanos, Angel de Linx y Lorenzo Morelli intervinieron ante un comerciante de la ciudad de Romans, situada en el camino a Paris, para que se creara una vía sacra física que reprodujera en siete estaciones o pilares los principales eventos del camino de Cristo hasta el Calvario. La idea no era única ni original: en Varallo, en Italia, y también en el camino de peregrinación entre Loreto y Roma, los peregrinos ya podían contemplar desde hacía años, por ejemplo, la última cena en figuras al estilo de la concebida por Leonardo da Vinci, o participar junto con imágenes de los Reyes Magos en la adoración a Jesús niño en el pesebre de Belén, como enseñó a hacerlo el mismo San Francisco en Greccio.

Romanet Boffin, el comerciante que promovió y construyó en su ciudad de Romans esa reproducción de los santos lugares, confesaba que su recreación de la vía sacra estaba inspirada en otra similar que él mismo había contemplado en Friburgo, de modo que en los albores del siglo XVI, lejos de ser una novedad, eran muchas y diversas las manifestaciones plásticas que comenzaban a situar el recuerdo de la Pasión en un ámbito, no solo distinto al lugar en que se produjo, sino externo incluso a los templos o emplazamientos sagrados, donde ya anteriormente podían contemplarse y venerarse imitaciones de sepulcros de Cristo. Esta «interactividad espacial», como la denominaría la investigadora Kathryn Blair Moore, permitiría a cualquier persona, y en particular a los peregrinos que recorrían con una motivación espiritual los caminos europeos, involucrarse física y personalmente en una devoción tan antigua como beneficiosa para el alma. Es cierto que tampoco convendría desvincular esos beneficios, en forma de indulgencias por millones de días que se vendían en Romans, en la Toscana, en Dobbiaco, en Friburgo, de la reforma solicitada por Lutero que criticaba la cultura de reliquias e indulgencias que había provocado el uso viciado de las mismas. Pero en cualquier caso, la costumbre del Via Crucis, lejos de esas polémicas, era defendida desde mucho tiempo antes por la orden de San Francisco basándose en la tradición de que ya el santo practicaba una fórmula similar peripatética acompañada de la jaculatoria «adorámoste Cristo y bendecímoste, que por tu santa cruz redimiste al mundo». La tradición, por tanto, existía, pero es innegable, sin embargo, que el Libro d´oltramare, del franciscano Niccolo da Poggibonsi donde se narraba un viaje a los santos lugares entre 1345 y 1350 tuvo mucho que ver en la definitiva vinculación de los franciscanos con la práctica del Via Crucis. Ese viaje de Venecia a Jerusalén del fraile menor en que tan minuciosamente se describían los caminos, los edificios, los parajes –incluso la información de que la casa de la Virgen había sido destruida probablemente por los mamelucos en el siglo XIII–, intrigaría a los peregrinos y los animaría a visitar los lugares que recorrieron los pies de Cristo. El libro tuvo más de sesenta ediciones, muchas de ellas con interesantes grabaditos en los que la imaginación permitía a un devoto situarse en tierra santa al estilo de lo que Richard Ford haría popular siglos más tarde, en pleno romanticismo, con sus readers at home, o lectores en casa…

Otros libros vinieron a añadirse a la bibliografía de viajes con abundantes detalles textuales e iconográficos. Tal vez uno de los más populares fue el titulado Viaje de la tierra santa, donde Bernardo de Breidenbach, deán de Maguncia, transcribió sus experiencias al realizar un periplo para alcanzar los santos lugares en 1483. Erardo Reuwich, dibujante y grabador de Utrech, le acompañó e ilustró con preciosas imágenes el texto. El éxito del libro llegó a España, donde fue traducido y ampliado por Martín Martínez de Ampiés, hidalgo aragonés muy vinculado a la orden franciscana según desvela Pedro Tena en sus notas a la edición española del año 2002. Leamos siquiera un breve fragmento de su texto para comprobar el interés del autor en demostrar la veracidad de su viaje: «Del santo sepulcro hasta el Calvario, el monte donde Jesucristo fue crucificado, hay setecientos pies medidos. Hay una iglesia. Y desde el suelo hasta arriba, donde la cruz fue asentada, tiene de alto 18 pies. El agujero donde la cruz estaba puesta es de tal anchura que puede coger una cabeza como la mía, que dentro yo puse. Y el color de la sangre muy sagrada de Cristo, redentor nuestro, aún se ve en la escisión de piedra, la cual estaba a mano izquierda, donde está hecho un altar muy hermoso. El pavimento o suelo de esta capilla y las paredes son hechas de muy fino mármol y muy pintadas con doradura sutil y muy rica. El lugar donde la cruz fue afirmada es una fosa de hasta dos palmos, y tan grande y capaz, según antes he dicho, que puse yo dentro mi cabeza». Breidenbach culmina esa parte de la descripción con el siguiente texto que augura la posibilidad de extender el recuerdo de la Pasión por todo el orbe cristiano: «¿No es maravilla que los peregrinos, y cualquier devoto y fiel cristiano, haya gana y deseo de visitar lugar tan santo y de tanta indulgencia donde Jesús, nuestro redentor, puesto en la cruz, redimió con su muerte y sangre preciosa el mundo lleno de mancillas por culpas ajenas? Oh lugar digno para poner sello a nuestra memoria, que si no podemos verle con los ojos, que le visiten las voluntades, pues de ahí se obró la redención y salud humana»…

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Próxima presentación: «VOLVIENDO A CASA», NUEVO DISCO DE JOAQUÍN DÍAZ

17 de febrero de 2021

Se trata del quinto trabajo editado por Ramalama Music -en este caso en vinilo y CD-, y tiene la particularidad de incluir varios temas inéditos, así como nuevas versiones de otros, fruto del hallazgo de una serie de grabaciones caseras registradas a finales de los años 60 en casa de Luis de la Fuente y Elena Casuso, buenos amigos de Joaquín Díaz. Clásicos como “Buenos Reyes”, “Romance de la loba parda” o “Castillo de Fuensaldaña”, y -más de medio siglo después- canciones que permanecían ocultas y a la espera de ser rescatadas y puestas en valor.

Próximamente se anunciará la fecha de presentación del disco.

Portada del disco

Contraportada del disco

El título de este disco tiene mucho que ver con la época en que desarrollé mi primera actividad musical como intérprete: por supuesto que me encantaba estar todo el día viajando y actuando aquí y allá, pero me motivaba mucho más volver a casa, al hogar cómodo y seguro donde podía pensar, imaginar y preparar los siguientes recitales. Esos recitales, por cierto, a los que siempre pretendía dar un toque original, sin abandonar por un momento el principal motivo de las actuaciones que era el de comunicar.



En concierto

Erudición y comunicación fueron las bases de una fórmula aceptable que muy pronto dio sus resultados: desde 1964, pero sobre todo a partir de 1968 cuando me fui a vivir a Madrid, di numerosísimos conciertos en toda clase de escenarios y ante públicos diversos que demandaban un tipo de cultura activa y de participación. Mis recitales tenían un comienzo relativamente sorprendente: el público que llegaba a la sala se encontraba ya al músico ensayando y sentado con su guitarra en el centro del proscenio con las cortinas abiertas. Esta presentación tenía un doble objetivo: por un lado, favorecer un cierto silencio mientras los espectadores se acomodaban, evitando así las conversaciones y el bullicio que podían preceder a una actuación, y por otro familiarizar a los asistentes con el tipo de música que iban a escuchar. A las 8 en punto de la tarde -que solía ser la hora de comienzo del acto saludaba al público, le comentaba las piezas que había estado interpretando hasta ese momento y empezaba a explicar mi relación con el folklore así como mi interés en valorarlo y difundirlo.

De ese modo actué durante casi diez años hasta que, un poco cansado y bastante decepcionado, abandoné definitivamente la actividad artística para centrarme en otros campos más cercanos al estudio y recopilación del patrimonio inmaterial. Durante todo ese tiempo fui perfilando mejor un modelo de recital que se iniciaba con un acercamiento a la música instrumental -con temas extraídos de repertorios medievales, renacentistas y hasta barrocos- para acceder inmediatamente al mundo sefardí, tan misterioso y tan bello, y dar paso después a una serie de canciones extraídas de partituras halladas en cancioneros europeos y americanos, terminando en el folklore español, del cual solía elegir temas cercanos y rigurosamente explicados, ya que daba detalles de nombres, apellidos y lugar de origen de las personas a quienes se lo había escuchado e incluía alguna anécdota divertida que añadiese un tono humano a la simple interpretación.

Ensayos

Debo reconocer que al cabo de tantos años y tantísimos recitales, terminé encontrando muchas dificultades para ofrecer cada día algo original. Bien es cierto que a menudo cambiaba sobre la marcha el programa y añadía o quitaba temas con el fin de hacer más entretenida la actuación, pero eso no solo me aportaba pocos alicientes sino que además exasperaba al policía que hacía las funciones de censor por encargo de sus superiores, a quien no le gustaban las “sorpresas”. En cualquier caso, hasta esos cambios acabaron por cansarme y salí del circuito por la puerta de atrás. Esta “vuelta a casa” incluye también, como no podía ser menos, un regreso al universo de lo analógico: algunas de las grabaciones, caseras y registradas en desaparecidos aparatos de casete, incluyen los molestos “soplos” de la época, y otras, con mayor calidad y registradas en un Tandberg TCD 310 o en un Revox B77 MKII con micrófonos Shure SM58 LC, fueron el resultado de “sesiones” en casa de mis amigos Luis y Elena, testigos en ocasiones de aquellos ensayos en los que preparaba nuevo repertorio y lo “pasaba a limpio”.

Joaquín Díaz
Volviendo a casa

Noticia por cortesía de Davíd Muñoz • Cancionero de Romances
Vídeo creado por Davíd Muñoz:




Entrevistas



Entrevista en Radio Clásica: «La Riproposta»

RNE, 24 de octubre de 2020


La Riproposta

«La Riproposta» es un programa de música de tradición oral emitido en Radio Clásica (Radio Nacional de España) y presentado por Yolanda Criado. Pone en valor la riqueza y variedad de músicas folklóricas que hay en nuestro país, haciéndolo de dos maneras distintas: programando las músicas que escuchaban nuestros abuelos y también mostrando la música que se hace hoy en día y que es interpretada en las salas de conciertos a través de grupos que, inspirados en la tradición, hacen más comprensibles al público contemporáneo las músicas folklóricas.


La emisión del pasado 24 de octubre de 2020 estuvo enteramente dedicada a Joaquín Díaz, quien fue entrevistado por la conductora del programa. Pudimos escuchar temas como «Gerineldo» (extraído de «Canciones españolas en el sudoeste de los Estados Unidos», 2007) y «Marinerito» (extraído de «Fierro», trabajo de Luis Antonio Pedraza publicado en 2020), así como varios ejemplos de música tradicional seleccionados por el propio Joaquín: «Los mandamientos» (interpretada por Gregoria Escolar), «Romance de las tres hermanicas» (interpretada por Joaquín Díaz), «Rosina Encarnada» (interpretada por Teodosia de los Ríos, de Tudela de Duero), «Seguidillas del Barraco» (Ávila), un fragmento de una jota (interpretada por Martín Alonso, de Íscar) y otro de un fandango.

Noticia por cortesía de Davíd Muñoz • Cancionero de Romances


Entrevista en Solidaridad Digital

13 de enero de 2021


Joaquín Díaz es entrevistado en Solidaridad Digital, sección de cultura. Enlace a la entrevista en la web de Solidaridad Digital > Solidaridad Digital

«Si no se ha atrevido la música tradicional a entrar en grandes lugares ha sido por humildad»

Esther Peñas / Madrid

Hay melodías tan bellas, tan antiguas, tan auténticas que parecen surgir de paraísos perdidos, capaces de despertar una útil melancolía ante cierto tipo de belleza… El arriero de Bembibre, Milagros de san Antonio, El enamorado y la muerte… De entre los muchos y variados músicos que han dedicado su vida a preservar estas melodías, Joaquín Díaz (Zamora, 1944), un sabio consciente de que no es baladí el hecho de que el único órgano del cuerpo humano que hace música sea el corazón, como observase María Zambrano. Afinen sus clavecines, espinetas, laúdes, aros de sonajas, panderos o dulzainas.

Si tuviera que escoger una de las muchísimas canciones que ha ido recopilando a lo largo de los años para definir su estado de ánimo de hoy, ¿cuál sería?

Ja, ja, ja… bella pregunta. Siempre elijo la canción del Romance del conde Olinos, en la versión que recogí en Mojados, Valladolid, y que canté en un disco de romances.

En esta sociedad líquida, rápida, que se queda deslizándose en la superficie por temor a penetrar mínimamente en las cosas, escuchar el folclore requiere una interrupción, en el mejor sentido, una cierta disposición de ánimo. ¿Se ha agotado el tiempo de la música popular?

Llamamos popular a lo que es usado por la gente, en ese sentido la música popular de hoy es un tipo de música un poco fagocitaria, que se come a sí misma constantemente, necesita ser sustituida, mientras que la música tradicional o folclórica es un tipo de música que tarda (o tardaba) más en desaparecer y daba más oportunidades de ser conocida. La música popular se agota porque su tiempo de vida es muy breve, se renueva por obligación.

¿Qué siente al escuchar los contenidos de las radiofórmulas?

Ja, ja, ja, escucho muy poco la radio, solo música que me da Radio Clásica, aunque estoy escuchando música prácticamente todo el día, pero suelo elegirla yo, así que no puedo contestarte.

En realidad, la pregunta planteaba implícitamente la banalización de la música y del artista…

Sí, sé de ello, cuando cojo un taxi, o cuando alguien me hace escuchar ese tipo de cosas soy consciente de que mucha música de la que se escucha en España viene ya preparada desde Estados Unidos e Inglaterra, desde el mundo sajón. Por desgracia, en los grandes medios se le da poca importancia a la música española, pese a lo mucho que tenemos que ofrecer.

Usted que recorrió como zahorí de historias una enorme superficie de nuestra geografía hablando con nuestros mayores, ellos que eran nuestra memoria, ¿qué representan a día de hoy cuando la memoria del hombre parece estar almacenada en las nuevas tecnologías?

Las nuevas tecnologías ayudan mucho a preservar buena parte de esa memoria; la memoria sigue estando en muchos casos para ser recordada o modificada en la cabeza de la gente. Las tecnologías nos sirven de mucho, por ejemplo para poder subir a Wikipedia veintitantos mil archivos sonoros. Nos ha ayudado muchísimo en los últimos años a grabar mejor a esas personas y conservar su testimonio, pero por sí misma es como una caja vacía, nos sirve en la medida en que seamos capaces de introducir en ella lo que queramos preservar, la memoria que está unida a la vida. Cuando contemplamos una fotografía nos damos cuenta de que, para interpretarla, necesitamos un contexto, y ese contexto está en la vida, en la memoria, en el trozo de tiempo que nos ha tocado vivir, y a veces es muy difícil reflejarlo solo con la tecnología. Una fotografía contemplada junto a quien la tomó, especialmente si se trata de una fotografía antigua, se enriquece, porque nos ofrece las claves para apreciarla.

¿Qué nos enseñan los romances, la literatura de cordel, los filandones?

Creo que son muy actuales, el romance no hay que considerarlo solo en la lectura de su contenido, el romance siempre tiene un trasfondo ético, moral, de comportamiento, que es perfectamente aplicable a cualquier época; si ha sobrevivido ha sido por eso. Por ejemplo, es común encontrar en los romances una reflexión entre el rey y la infanta, que no deja de ser una sugerencia o lección a propósito de la relaciones paterno-filiales. La buena literatura, nos llegue a través del medio que nos llegue, siempre será de algún modo didáctica.

Castelao, que es un escritor raro pero fabuloso, decía que “la verdadera tradición no emana del pasado, ni está en el presente, ni en el porvenir; no es sirviente del tiempo. La tradición no es la historia. La tradición es la eternidad.”

Sí, estoy de acuerdo. Yo recurro a la imagen del río que atraviesa diferentes tierras, ese río viene de atrás (un pasado en el que nace) y riega y fecunda esas tierras del presente para conducirse más allá de cuanto alcanza nuestra vista, es un hilo conductor que no sabe de espacio ni de tiempo pero sí de ese tipo de conocimientos que atraviesan un tiempo sin necesidad de usar ni las costumbres ni los modos de cada siglo porque se adapta a todos ellos.

Usted que ha conocido y conoce a otros folcloristas como Joan Baez o Pete Seeger, Eliseo Parra, Nuevo Mester, Grupo Mayalde, Amancio Prada, Kepa Junquera, Ismael Peña… ¿aúnan esfuerzos, o cada cual va un poco por libre?

Ahora estamos todos conectados a través de Facebook, de Instagram, de las redes y del correo electrónico. Vi, por supuesto, el baile que se marcó Joan Baez cuando ganó Biden… estamos todos permanentemente comunicados como si estuviéramos en una casa en habitaciones distintas, y tenemos relación muy directa y espontánea; eso es bueno, me parece. Antes, para estar comunicado con alguien, hace treinta años, tenías la vía epistolar o la telefónica. En Urueña, donde vivo, no había más que un teléfono en la población, así que, cuando me llamaban de una radio, venía el alguacil a buscarme para hacer la entrevista, y entraba en un locutorio sin cristales, de tal manera que todo lo que hablaba se escuchaba.

Las grandes ciudades, ¿son enemigas de la música tradicional?

Afortunadamente no, la música tradicional se ha subido en los escenarios más habituales de las grandes ciudades, también en los especializados. Piensa, por ejemplo, en el Teatro Real. Hace unos años era impensable que acogiera un concierto de música tradicional, pero ahora las ciudades son tan aptas para recibir este género musical como cualquier plaza de pueblo. Hace poco, Amancio Prada cantó en la catedral de Santiago el romance de Don Gaiferos de Mormaltán, que difundió Faustino Santalices. Daba gusto verlo. Escucharlo. Si no se ha atrevido la música tradicional a entrar en otros lugares ha sido por humildad.

¿España es madrastra de sus artistas? Pienso en Jordi Savall al rechazar el Premio Nacional de Música, que aseguró que todos los gobiernos se despreocupan del patrimonio musical y que, en nuestro país, los reconocimientos siempre llegan tarde.

Cada uno considera en qué medida hemos usado y aprovechado esa música popular y tradicional, si hemos sabido recibirla… Creo que generoso con el legado de nuestros padres y abuelos no ha habido gobierno alguno… cuando se acuerda de alguien que ha hecho un gran trabajo siempre es como una concesión a título póstumo, acaso porque el artista, sabiendo cuándo se aprecia su trabajo, no se preocupa demasiado de ello. Savall tuvo sus razones al actuar así. En cualquier caso, se merecía el premio. Pero la cultura siempre es el hermano pobre, pese a la necesidad del ser humano de cultivarse; y no hay que olvidar que ese trabajo, el de la cultura, se le da hecho a los gobiernos y por eso acaso piensan que no necesita nada más, como si no tuvieran ya que gastar dinero en ese esfuerzo colectivo.

Lo novedoso, fresco y lozano que suenan algunos temas tradicionales es pasmoso. Para que una canción resista el cedazo del tiempo, ¿qué ha de tener?

Ha de tener algo de moderno, de inextinguible, de perdurable que, entre otras cosas, me parece, tiene que ver con una melodía sencilla pero hermosa, y un texto que llame la atención, una belleza poética, casi cotidiana, sin ser nunca rimbombante. Hoy día la melodía cada vez se considera menos, y se valoran más el ritmo y las fórmulas rítmicas, pero la melodía es lo más parecido al lenguaje cotidiano.

¿La melodía es lo que se tararea de una canción?

Sí, el son, la tonada… la gente lo llama de muchas maneras… es el lenguaje traducido al mundo musical que permite que la altura de los sonidos nos gratifique, la belleza que resume una canción. Hay quien dice que los grandes compositores, Beethoven, Mozart o Shubert, utilizaban pequeños fragmentos de melodías populares para componer sus grandes obras.

Hablemos un poco del contrafactum: un cambio de letra que no supone un cambio significativo de melodía, en el que usted es un experto, por ejemplo una misma pieza a tres voces de Juan del Encina del siglo XV presenta un texto religioso en su versión titulada "Pues que ya nunca nos veis" y otro profano en "Si habrá en este baldrés". ¿Cuánto de juego tiene la música?

Mucho, de hecho, en inglés es más gráfico: to play significa tanto tocar algo como jugar a algo. Es un juego, la música, en el que quien compone inventa, así que ha de estar jugando a pesar de que, en muchos casos, esas melodías las inspire un asunto tristísimo. Siempre, en cualquier caso, ha de jugar, como el trabajo de los juglares, cuyo sustantivo proviene del latín iocularis, adjetivo relacionado con el entretenimiento, el juego y el placer.

¿Qué dice la tierra de cada uno de nosotros, del tipo de música que uno hace?

Hasta ahora era así, la tierra marcaba todo… hoy en día es más difícil verlo… Luis Pastor, de origen rural, está completamente arraigado a la capital, adora su barrio (Vallecas) y se siente condicionado por él; antiguamente la gente se movía bastante menos y cuanto le rodeaba en su educación e instrucción tenía que ver con el entorno, con lo que veía a diario, los árboles, los bosques, las praderas, una meseta sin cultivo, la vid, el fuego… ese tipo de cosas se reflejaba en las melodías… me acuerdo de esa desafortunada frase de Machado, «los atónicos palurdos sin danzas ni canciones» que decía de los castellanos. Lo que le sucedió, por ser hijo de gran folclorista, es que tenía un concepto demasiado elevado del folclore; si hubiera preguntado a «esos palurdos», quizás se hubiera quitado el sombrero. Lo que ocurre es que la mayor parte de la gente del campo no canta si no siente la necesidad de hacerlo. En cualquier caso, creo que el ámbito en el que uno vive, el entorno, tiene mucha importancia en el concepto estético y ético de la vida.

Pienso en la escala rústica, y me pregunto por qué algunos géneros, como las sevillanas, han calado tanto y otros, como las jotas (tenga en cuenta que soy hija de segoviano y burgalesa) no terminan de tener esa enorme proyección…

Sería difícil de contestar… las sevillanas, a pesar de que sean tan actuales, son más antiguas, la jota nombra un tipo de danza o baile concreto desde el XVIII, es un baile moderno; a partir de ese momento, del XVIII, cambia la música popular, adquiere otro sentido musical, los bailes también se modifican mucho, pasan a determinados escenarios como salones, cuando eran más de plaza de pueblo… la jota es un tipo de baile ternario que tiene una aceptación casi unánime en toda España, y que tiene variantes (la aragonesa, la valenciana, la castellana…) pero guarda un hilo conductor, un sentido común que la hace agradable en cualquier lugar y circunstancias. Ser uno de los bailes más populares dentro de los bailes que servían para tantas cosas en los pueblos ha hecho que se mantuviera, además de la labor impagable de gentes como Agapito Marazuela que no solo recogió muchísimas, sino que las interpretó a guitarra y dulzaina y las cantó.

Como con la copla u otros géneros, hay también con la jota una reactualización, como el trabajo que realiza con ella Carmen París…

Sí, por fortuna hay muchos músicos que trabajan temas antiguos y el sentido de la tradición en la actualidad, como ese puente entre lo que fue y lo que está viniendo.

Compártame una canción o un disco que le haya supuesto un hallazgo recientemente…

Casi cada día escucho temas que yo mismo recogí porque estoy revisando las grabaciones de estos últimos cincuenta años. De pronto me viene a la cabeza una tonada y voy en su busca… el otro día, por ejemplo, me sorprendió la fuerza de un canción que me cantaron en Valdestillas, el «Romance de la mala suegra», que tiene una melodía muy bonita. Son dramas humanos tan actuales...





Prensa



Algunos medios se hacen eco del próximo trabajo de Joaquín Díaz con el sello Ramalama

4 de febrero de 2021


La Vanguardia:

«JoaquÍn Diaz retorna al vinilo con un recuerdo al cantautor Xesc Boix. Tres décadas después, el musicólogo y compositor Joaquín Díaz retorna al vinilo con la publicación de "Volviendo a casa", su próximo disco, que el sello Ramalama también ha editado en versión compacto con diecisiete temas entre los que figura un recuerdo al cantautor y folclorista catalán Xesc Boix.,"Sona viola", un romance que en Cataluña se conoce también como "La filla del Rei de França", lo aprendió Joaquín Díaz de Boix (1946-1984)».

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La Vanguardia


El Norte de Castilla:

«Joaquín Díaz recupera 16 inéditos de sus primeros años en vinilo y cd. Será su quinta colaboración con la discográfica Rama Lama y el tercer disco basado en grabaciones caseras de ensayos».

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El Norte de Castilla


Castilla y León TV:

«Joaquín Díaz lanza nuevo disco con grabaciones inéditas de los años 60. El músico quiere presentar el trabajo discográfico en primavera y rescatar, con él, el sabor de aquellos conciertos con los que recorrió España».

Enlace a la noticia >
Castilla y León TV


RamaLama Music >
RamaLama Music




Urueña pieza clave del primer gran fondo mundial de pliegos de cordel

El Norte de Castilla, 10 de enero de 2021


La Fundación Joaquín Díaz aporta la mitad de los documentos del nuevo archivo digital 'Mapping pliegos', impulsado por University of Cambridge

Mapping pliegos

Noticia en 'El Norte de Castilla' >
Portada


Cultura

Cultura





Aniversarios



Wikipedia 20. Celebración del 20 Aniversario de Wikipedia con instituciones culturales

YouTube, 15 de enero de 2021


Panel inaugural con Joaquín Díaz como primer interviniente:



Celebrando 20 años de Wikipedia - Fundación Wikimedia >
Wikimedia




Nuevas adquisiciones



Pianoforte vertical

Piano vertical

El músico Muzio Clementi nació en Roma en 1752. Después de comenzar tempranamente sus estudios instrumentales avanzó tanto en el perfeccionamiento de sus conocimientos sobre instrumentos de tecla -órgano y clave-, que llamó la atención de especialistas y aficionados, como el escritor y coleccionista inglés Peter Beckford, acaudalado propietario, quien le invitó a trasladarse a Inglaterra donde continuó y perfeccionó sus estudios. A los 18 años ya era un afamado concertista e inició su carrera como intérprete, considerándosele en toda Europa como uno de los mejores especialistas en pianoforte. Son conocidas las anécdotas de sus primeros encuentros con Mozart, uno de ellos en un reto provocado por el emperador José II, quien propició el enfrentamiento para determinar cuál de los dos músicos era el mejor pianofortista de la época. El empate declarado por el emperador no satisfizo a ninguno de los dos músicos. Pese a que W. A. Mozart escribió sobre Clementi que su virtuosismo era engañoso porque donde escribía presto luego interpretaba allegro, sin embargo no recomendaba a su hermana practicar con obras del italiano porque eran demasiado complicadas para usarlas como estudios. Por su parte Clementi se enfadó muy seriamente con Mozart por haber usado éste el tema principal de la Sonata en si bemol mayor del italiano para incluirla en la obertura de La flauta mágica.

Desde la primera década del siglo XIX, Clementi fue dejando progresivamente sus conciertos públicos para dedicarse a la composición y a la fabricación de instrumentos, en particular después de ser declarada la bancarrota de Longman y Broderip, fabricantes de pianofortes y editores musicales, con quienes apareció incluso asociado en sus primeros escarceos como fabricante. Los pianofortes de Clementi fueron muy apreciados y, aunque la fábrica sufrió un grave incendio, se recuperó tras formar otra sociedad con los hermanos Collard, con quienes creó la razón comercial Clementi, Collard and Collard. Falleció en Evesham, en el condado de Worcestershire, en 1832, siendo enterrado en la Abadía de Westminster.

Este pianoforte es una donación de Victoria Reig Rodríguez de Quesada, quien lo heredó de su abuelo León Argüeso, natural de Arija (Burgos), creador en Sanlúcar de Barrameda de las Bodegas Argüeso, fabricantes de la famosa manzanilla San León. Son muy escasos los pianos verticales de Clementi, llamados también pianos «de armario» o «cabinet pianos».



Piano de manubrio «Orquesta»

Fabricante: Luis Casali (1907)

Piano vertical

Puede escucharse:

Escalante (Chotis). De Luis y Pio Casali


Aurora (Mazurca). De Luis y Pio Casali



Tarjeta de Luis Casali

Luis Casali nació en Italia, en el Véneto. A fines del siglo XIX emigró a España, donde permaneció hasta poco antes de la Guerra Civil de 1936-39.

Comenzó su andadura en la empresa de organillos Pombia & Cía, propiedad de Pietro Pombia en Amalia 38, que ya había obtenido reconocimiento internacional en exposiciones artísticas e industriales de Bruselas y Londres, pero pronto se propuso fabricar sus propios organillos, instalándose primero en la calle Torres Amat Nº1 y trasladándose posteriormente a Poniente 68. En ambas direcciones se anunciaba como “sucesor” de Pombia.

En la fabricación de sus instrumentos, casi siempre buscando modelos nuevos y huyendo de la monotonía, colaboraba toda la familia Casali: elaboraban las telas y damascos, marcaban con plantillas especiales los cilindros, fabricaban el armazón del instrumento y colocaban macillos y cuerdas.

Exposición de Bellas Artes

En 1907 ya presentó en la V Exposición de Bellas Artes de Barcelona un modelo llamado “orquesta” que fue muy admirado por las novedades de percusiones que introducía en el interior de la caja. El gran auge de la industria de los organillos tuvo lugar en 1929 coincidiendo con la Exposición Internacional de Barcelona, en uno de cuyos stands se expusieron preciosos organillos de la casa Casali que alcanzaron un gran éxito comercial.

Mueble abierto

Esto animó al constructor y a un hijo suyo llamado Pio, a componer sus propias obras, que fueron marcadas en los rodillos que salían de su fábrica y posteriormente grabadas en diferentes discos de 78 revoluciones de la casa Parlophon y La voz de su amo.

Poco antes de la llegada de la Guerra Civil en 1936, Luis Casali tuvo que cerrar su fábrica de Barcelona y regresar a Italia con su familia. A su vuelta encontró el edificio desvalijado y destruido por lo que tuvo que poner fin a su actividad.








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