Parpalacio

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Editorial

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Creo que pocas estampas pueden representar mejor el mundo de lo popular que aquella dibujada por José Ribelles en que un ciego, acompañándose de una zanfona y se supone que cantando una historia, comparte capa –espalda contra espalda– con un lazarillo, que maneja y hace salir por encima del rebozo a dos títeres, actores materiales del relato. La figura es sorprendente y caótica: cuatro piernas, una cabeza sin ojos, dos monigotes, un instrumento extraño y el público embobado ante ese pandemonium.

La etimología de la palabra títere es de las que siembran la duda en los eruditos y les recuerdan que en polvo se han de convertir. Mientras unos creen que podría proceder de una onomatopeya –el sonido (ti–ti) que hacían con un pito los actores que movían los muñecos, que luego era interpretado por otra persona que explicaba la acción desde fuera de la caja–, otros piensan que el nombre o título –titre– procede del teatrillo en el que manipulaban su rígida pantomima. Es mejor que la etimología esté confusa y pueda tener varias explicaciones: El Títere nos lleva a un mundo infantil, minimizado, con un poco de exageración y otro poco de ingenuidad, pero con una enorme capacidad para convertir la realidad en algo interpretado e interpretable. Tanto Títere como Marioneta (de “marionette”: el clérigo que representaba con voz femenina a la Virgen María) revelan una forma de parodiar el mundo falseando la voz, extremando los gritos y chillidos para atraer primero la atención de un público y ayudarle después a distanciarse de lo cotidiano riéndose de la propio y de lo ajeno. ¿Cabe imaginar algún ejercicio más saludable y clarificador?

Visitas

Museo de La Casona
Marzo a mayo 2004: 4.952
Total general: 166.261

Museo de Campanas
Marzo a mayo 2004: 5.172
Total general: 104.451

Sala de exposiciones "Mercedes Rueda"
Marzo a mayo 2004: 1.730
Total general: 33.003


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Conciertos de verano 2004

El programa de los conciertos de verano 2004 que se celebrarán en la Ermita de la Anunciada (Urueña) a las 11:00 horas, es el siguiente:

4 de Julio
VOX SUAVIS
Dominique Vellard, tenor y oud
Ana Isabel Arnaz de Hoyos, soprano y percusión
Baptiste Romain, violín y gaita

11 de Julio
PASCAL LEFEUVRE-GERMÁN DÍAZ
Dúo de zanfonas

18 de Julio
LUIS LOZANO Y VOCES HUELGAS

25 de Julio
JAVIER COBLE-PATXI PASCUAL
Cancioneros Españoles

La Fundación agradece especialmente al Arzobispado de Valladolid y al Ayuntamiento de Urueña su generosa ayuda y a la Junta de Castilla y León su patrocinio. El precio de la entrada es de 6 euros y el aforo está limitado a 250 personas. Se ruega puntualidad y silencio dentro de la iglesia. Venta anticipada de entradas en la Fundación y en la Librería Alcaraván.
Reservas por e–mail: www.funjdiaz.net

La Fundación ha colaborado en la edición de la Revista de arquitectura Piedras inciertas, que se presentó en la Feria del Libro de Madrid, en el Museo Etnográfico de Castilla y León en Zamora y en León en el Club de prensa del Diario de León. La Revista está encaminada a difundir y valorar el patrimonio arquitectónico, así como a mejorar en la sociedad la estima hacia los conjuntos patrimoniales y el paisaje rural.

En la librería Oletvm de Valladolid se presentó el nuevo libro de Joaquín Díaz titulado La Tradición Plural. Es un libro que pretende demostrar que nada se produce de forma aislada en la creación y entrega de conocimientos entre unas generaciones y otras. El ser humano inventa recursos para solucionar los problemas que le plantea su relación con otros o con la naturaleza; esos recursos –sean imaginarios, orales, gestuales, escritos o diseñados– se convierten con el tiempo en experiencia y esa experiencia es la que se transmite para que a otros también les sirva. A través de trece capítulos se ofrecen diferentes reflexiones sobre algunas de las preocupaciones del individuo en sociedad: los relatos, los viajes, el dinero, la religión, el sexo, el trabajo, el aprendizaje, el juego, la diversión, el espectáculo…





ESPAÑA: SUS MONUMENTOS Y ARTES SU NATURALEZA E HISTORIA
VALLADOLID, PALENCIA Y ZAMORA

Por D. JOSÉ Mª QUADRADO. BARCELONA
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO–EDITORIAL DE DANIEL CORTEZO Y Cª.
CALLE DE AUSIAS MARCH, NÚMEROS 95 Y 97. 1885

“Urueña se mantiene enriscada sobre una loma, Castromonte asoma dominando un valle, circuida de antiguos muros con cuatro puertas y ennoblecida por una parroquia de tres naves y de construcción bizantino–gótica, que sentimos no poder contemplar más detenidamente. Al este aparece con restos de castillo la Mudarra, colonia de segadores gallegos establecida por la ciudad de Rioseco, de la cual se titula arrabal a pesar de su distancia de tres leguas; al norte sobre una colina Valdenebro decaída de su esplendor y despojada de su fuerte armadura (1), y más adelante Valverde lugar del marqués de Monreal donde descansó en 1063 al ser trasladado de Sevilla a León el cuerpo de San Isidoro (2).

De estas villas la más interesante es Urueña no tanto por sus monumentos como por sus memorias. Más de cárcel que de belicosa defensa sirvió su célebre castillo y larga serie de prisioneros contó, desde aquel conde Pedro Vélez que pagó con lenta y bárbara muerte, según los romances, el haber holgado con una prima del rey Sancho III (3), hasta el conde de Urgel, competidor de Fernando i al trono de Aragón, y D. Fadrique de Luna, bastardo del rey de Sicilia, culpable de insensatos desmanes y alborotos. No recibió su fortaleza, como han escrito algunos, el postrer suspiro de la infeliz Blanca de Borbón, pero sí a María de Padilla su afortunada rival, conducida por su real amante, para ponerla a cubierto durante algunos días de la indignación general del reino sublevado contra su privanza. Dio Enrique IV la villa al maestre de Calatrava D. Pedro Girón, a cuyo primogénito D. Alfonso Téllez se transmitió como cabeza de condado; y éste fue el primer título de la casa de Osuna, en la cual ha continuado Urueña tomando sus blasones. Amurallada y sin más salida que la de dos puertas, la misma población parece cautiva como los ilustres huéspedes que ha guardado.

Paralelo casi con la dirección de los Alcores, que así se llama la cordillera, de nordeste a sudoeste baja el río Sequillo, y para conducir a la ciudad que toma su nombre, convida a remontar sus márgenes por camino más poblado y apacible que el de la sierra. Castro Membibre y San Pedro del Atarce, pueblos del conde de Miranda, conservan ruinas, aquél de castillo y éste de palacio; Villavellid en la pendiente de un cerro, el torreón de homenaje y varias almenas del suyo; Villar de Frades, adornada con un puente de tres arcos y con una moderna iglesia del lego Ascondo, el recuerdo etimológico de su monacal origen o dependencia. Una tras otra se presentan en opuestas orillas Villanueva de los Caballeros y Villagarcía, que junto con Santa Eufemia y Barcial de la Loma, reconocían por señor en el reinado de Juan ii a Gutierre González Quijada, de cuya familia pasaron a la del conde de Peñaflor. Villagarcía era señalada ya a fines del siglo XI por un monasterio de San Boal o Baudilio, que dotó copiosamente Nepociano Bermúdez y agregó al de Sahagún en clase de priorato; y en tiempos más recientes hiciéronla famosa la educación del vencedor de Lepanto, confiada por el emperador secretamente á su mayordomo Luis Quijada, y la residencia del festivo padre Isla en el insigne noviciado que tenían allí los jesuitas. Pero, si como han creído generalmente los anticuarios y persuaden la situación y las distancias, corresponde el lugar a la Intercacia de los Vacceos, entonces se echan menos con tristeza los vestigios de aquella población, contemporánea y precursora del heroísmo de Numancia, que en el año 149 antes de Cristo cerró las puertas al cónsul Lúculo echándole en rostro su perfidia con los de Cauca, que mostró tanto valor en sostener el sitio como cordura en esquivar la campal batalla, que reparó una y otra vez las brechas abiertas en sus muros, y derrotó en sus salidas á los romanos, y obligada del hambre al fin se rindió por honroso concierto, burlando con su rústica pobreza la avaricia del vencedor (4).

En lo alto de una meseta se dibujan sobre la ribera occidental los derruidos murallones del castillo de Tordehumos, y en la vertiente el caserío de la villa y las torres de sus tres parroquias, brindando al viajero a atravesar el puente para contemplar la bellísima portada gótica del arruinado convento de Santa Clara, cuyas religiosas siglos hace se trasladaron a Rioseco. Tordehumos, derivada como Tordesillas de otero y no de torre y nombrada ya en el siglo X (5), puede presentar también a la historia sus anales: fué plaza fuerte en 1308 donde el turbulento D. Juan Núñez de Lara resistió al poder de Fernando iv, prolongando la defensa y las negociaciones hasta que cansados los sitiadores se desbandaron; condenó allí Alfonso XI en 1328 la memoria de Álvar Núñez Osorio su pérfido valido; dióla luégo a su favorita Leonor de Guzmán; rompieron allí mismo en 1354 los infantes de Aragón D. Juan y D. Fernando y su madre la reina Leonor con el rey D. Pedro su primo, desertando a los de la liga; y después de pasar el pueblo por varios señoríos, incorporóse por fin al de los duques del Infantado. Al del almirante Enríquez pertenecía su vecina Villabrájima, y sin embargo, una y otra sirvieron de cuartel al ejército comunero de D. Pedro Girón al prepararse a cercar en Rioseco la pequeña hueste de los grandes; pero aquella estancia no le resultó menos funesta de lo que más tarde había de serIo la de Torrelobatón al malogrado Padilla.

Imposible es atravesar a la vera del menguado río aquella vasta llanura circuida de montecillos, en cuyo fondo descuellan las torres de esta otra Medina, sin traer a la memoria los días de expectación que anunciaban en sus campos el inminente desenlace de la tenaz querella entre la nobleza y las Comunidades. Detrás de aquellas tapias había buscado asilo, huyendo de Valladolid con un solo paje, el cardenal gobernador; y al llamamiento de sus dos nuevos colegas, el condestable y el almirante, iban acudiendo con sus milicias los condes de Benavente, Lemos y Valencia, el marqués de Astorga y los más ilustres próceres de Castilla”.

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1. Atribuye Méndez Silva la fundación de Valdenebro nada menos que al rey Brigo, diez y nueve siglos antes de la venida de Cristo Conservaba aún en el XVII sus muros y su castillo, del cual en 1422 hizo señor a Diego Gómez de Sandoval, conde de Castro, Dª Leonor reina viuda de Aragón. Además de su parroquia tiene otra casi derruida, titulada de Nuestra Señora de Troya.

2. En la donación hecha por Fernando I en 22 de Diciembre de 1063 a San Isidoro de León (España Sagrada, tomo XXXVI) hallamos la cláusula siguiente: Concedimus ibi ecclesiam cum tribus altaribus in Campis Gothorum in Rioseco ad Villam Verde, quae dicitur ecclesia S. Salvataris, in medio primo altari, ad meridianum partis dextrae altari S. lsidori archiepiscopi, ad levam vero S. Martini vocatur; concedimus ibi ipsum locellum conclusum, eo quod ibi quievit sanctissimum corpus beatissimi Isidori quando asportatum fuit de Hispali metropolitana.

3. Ignoramos qué fundamento histórico tenga el siguiente romance, único en referir el hecho, que tal como allí se cuenta no dudamos en calificar de fabuloso. Por su lenguaje parece del siglo XVI, y adolece de bastante flojo a excepción del principio donde hay sobra de crudeza:

Alterada está Castilla
Por un caso desastrado,
Que el conde don Pero Vélez
En palacio fue hallado
Con una prima carnal
Del rey Sancho el deseado,
Las calzas a la rodilla
Y el jubón desabrochado.
La infanta estaba en camisa
Echada sobre un estrado,
Casi medio destocada,
Con el rostro desmayado.

La sentencia del rey al mandarle encerrar en el castillo de Urueña, es atroz en demasía:

No le den cosa ninguna
Donde pueda estar echado
Y de cuatro en cuatro meses
Le sea un miembro quitado,
Hasta que con el dolor
Su vivir fuese acabado.

4. Bellum his conditionibus diremptum, dice Apiano; lntercatii Lucullo darent sex millia sagorum (mantos de lana burda), pecudum certum quemdam numerum, obsides quinquaginta; auri atque argenti, cujus siti bellum intulerat Lucullus, nihil dare poterant, neque enim habebant, neque in pretio esse apud illius regionis Celtiberos metalla ista solent. Distinguióse en el sitio de lntercacia el joven Escipión, diez y ocho años antes de tomar a Numancia, venciendo en singular combate a un corpulento español y subiendo el primero a la muralla; y sólamente con él, por no fiar de Lúculo, quisieron pactarlos sitiados.

5. Autero de Fumus se la llama en una escritura de Astorga del año 974, publicada en el tomo XVI de la España Sagrada.




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