Parpalacio

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Editorial

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La casa como refugio y como símbolo del propio individuo, tiene innumerables referencias y apasionados defensores. Carl Jung, hijo de padres muy religiosos y protestantes, se debatió durante muchos años entre el respeto a las creencias de sus antepasados o a las teorías de su propio maestro Freud, y la evolución personal. En la época en que trabajaba con Sigmund Freud tuvo precisamente un sueño que transcribe en uno de sus libros y que tiene que ver con el permanente interés del individuo –aparentemente inexplicable en el mundo de hoy– por la arquitectura popular: “Soñé que estaba en mi casa –escribe Jung– al parecer en el primer piso, en una salita abrigada, grata, amueblada al estilo del siglo XVIII. Estaba asombrado de que jamás hubiese visto esa habitación y empecé a preguntarme cómo sería la planta baja. Bajé la escalera y me encontré que era más bien oscura, con paredes apaneladas y mobiliario pesado del siglo XVI o aun anterior. Mi sorpresa y mi curiosidad aumentaron. Necesitaba ver más de la restante estructura de esa casa. Así es que bajé a la bodega, donde encontré una puerta que daba a un tramo de escalones de piedra que conducían a un gran espacio abovedado. El suelo estaba formado por grandes losas de piedra y las paredes parecían muy antiguas. Examiné la argamasa y vi que estaba mezclada con trozos de barro cocido. Evidentemente, las paredes eran de origen romano. Mi excitación iba en aumento. En un rincón, vi una argolla de hierro en una losa. Tiré de la argolla y vi otro tramo estrecho de escalones que llevaban a una especie de cueva que parecía una tumba prehistórica donde había dos calaveras, algunos huesos y trozos rotos de vasijas. Entonces me desperté”.

Como podemos comprobar, Jung –para quien su casa significa su propia alma– pasa de la comodidad de los conocimientos cercanos, representados por la estancia en la que se encuentra, a un piso inferior donde muebles pesados y materiales más sólidos le sugieren antigüedad y le invitan a investigar. En la piedra y la argamasa reconoce la deuda con el mundo clásico representado por la cultura de la antigua Roma. Finalmente, el descenso a la parte más lóbrega y profunda de la casa le pone en relación con el mundo prehistórico y con el origen de la especie. La explicación que la psiquiatría da a los sueños en que nos vemos en nuestra propia casa está siempre unida a la interpretación de nuestra personalidad. Y no es difícil de comprender: en realidad, aunque no siempre haya sido así, la casa significa la construcción del propio entramado anímico y algunas de sus características podrían servirnos para desvelar secretos íntimos nunca confesados o aspectos de nuestra alma sobre los que probablemente nunca hemos reflexionado conscientemente.

Visitas

Museo de La Casona
Septiembre a noviembre 2004: 2.215
Total general: 170.571
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Museo de Campanas
Septiembre a noviembre 2004: 2.315
Total general: 109.871

Sala de exposiciones "Mercedes Rueda"
Septiembre a noviembre 2004: 1.291
Total general: 34.842


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Noticias

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-La Fundación ha colaborado con la asociación Somerondón y el Ayuntamiento de Zaragoza con una exposición de grabados de trajes de Castilla y León en la capital aragonesa. Asimismo se han llevado dos exposiciones de Aleluyas a Segovia, en colaboración con la Fundación Rodera-Robles, y a Santander, organizada por la Universidad de Cantabria.

-La digitalización de la Revista de Folklore sigue su proceso. Puede consultarse el trabajo ya efectuado en la dirección www.funjdiaz.net/folklore. Numerosas personas han elogiado la idea y la realización del trabajo que abre así una interesante fuente de documentación al público de todo el mundo.

-La página web de la Fundación fue visitada en el mes de noviembre por más de doce mil personas e instituciones.

-El Director de la Fundación ofreció varias conferencias en León (“Arquitectura tradicional”), en Zaragoza (“Procesos de la Tradición”), en Salamanca (“Congreso Lyra Minima”) y en Segovia (“Las aleluyas”).

-En breve, la página de la Fundación ofrecerá en MP3 algunas de las “supervivencias” de los siglos XV y XVI que todavía ofrece la tradición, siguiendo la Catalogación de Margit Frenk Alatorre en su Nuevo Corpus de la lírica tradicional en los siglos XV-XVII. Las grabaciones, realizadas en trabajo de campo entre los años 1968 y 1990 pertenecen al fondo de la Fundación.

-Con este número de Parpalacio se ofrece un disco de instrumentos mecánicos con el que la Fundación felicita el año 2005 a sus amigos y colaboradores.

-El siguiente CD de la colección Openfolk tendrá como protagonista a Amancio Prada y al recientemente fallecido Chicho Sánchez Ferlosio. Prada interpreta –en ocasiones a dúo con Chicho– algunas de las mejores creaciones de quien fue considerado como el primer cantautor español de los años sesenta y el más natural. El disco será distribuido por Iberautor.

-En breve aparecerá también el disco “Rogativas y cantos para pedir agua” de Joaquín Díaz, que será coeditado por la Fundación y el Arzobispado de Valladolid a través del Centro de espiritualidad.





Alonso de Mena y Borxa, quien mandó construir la Casa donde se alberga esta Fundación, acabó sus días como Obispo de Calahorra. Todavía se conserva en dicha localidad el sepulcro del llamado Obispo “incrédulo”.

Acerca de este tema escribe Joaquín María Maquirriain:
“El 28 de abril de 1701 se leía en la sesión del Ayuntamiento una carta del cardenal Borja, Don Alonso de Mena y Borja, en la que el propio cardenal anunciaba su nombramiento de Obispo de Calahorra y la Calzada. En esa misma sesión, el Consistorio tomaba estos acuerdos: Que el día víspera de la Santa Cruz, tres de mayo, por la noche, en emostración de la alegría que la ciudad ha tenido y tiene de hallarse con un Señor Príncipe de la Iglesia este Obispado, su eminencia el Señor Cardenal Borja, se toquen las campanas, se suelten los relojes de las iglesias y conventos y se hagan luminarias y se prevenga la pólvora y festejos que el tiempo da lugar”.

Este señor Obispo lo fue de Calahorra entre esa fecha y el 4 de octubre de 1714, día en que falleció. Pues bien. Según la tradición, este señor fue el más ilustre de los desconfiados e increyentes de la ascética de los maitines a media noche. Tanto, que un día quiso comprobar personalmente la falacia del mito. Se acercó sigilosamente a la puerta de la iglesia conventual y quedó estupefacto al escuchar la real salmodia de los frailes. Como no es de extrañar, en las crónicas ha quedado con el sobrenombre de “el obispo incrédulo”. Según las mismas crónicas “al morir, pidió ser enterrado a la misma puerta de la iglesia con el claustro procesional, para que los religiosos pisaran su sepultura al salir de la iglesia, y así expiar su incredulidad”.

Aunque trasladados sus restos en varias ocasiones, todavía queda hoy, al fondo del lateral de la nave de la epístola, en la iglesia, la losa sepulcral con su nombre, sus insignias y sus títulos. No obstante siempre nos quedará esta pregunta en el aire: ¿su deseo de ser enterrado en el convento fue motivado por su vencida incredulidad –según la tradición– o por su admiración y devoción al Carmelo? De hecho se le consideró “hermano de toda la religión” y se le ofrecieron los sufragios como si fuese un religioso. Así lo leemos en el Libro de Difuntos de Pamplona: “Murió el Ilustrísimo Señor Obispo de Calahorra, Don Alonso de Mena y Borja. Se le han hecho los oficios como a religioso de la provincia y conventual de nuestro convento de Calahorra en donde está enterrado y por haber sido hermano de toda la Religión y admitido a los sufragios por nuestro Capítulo General”.

Joaquín María Maquirriain: El largo día de los Carmelitas descalzos en Calahorra: 1603-2003. Ed. Amigos de la Historia de Calahorra y Padres Carmelitas. Calahorra, 2004.




Sumario de Parpalacios: