Parpalacio

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Editorial

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El fallecimiento reciente de Diego Catalán Menéndez Pidal nos invita a recordar su figura y su obra desde la amistad y el reconocimiento. Para muchos que tuvieron la suerte de trabajar con él o disfrutar de su magisterio, la pérdida es irreparable. Con él se va uno de los más destacados representantes de los estudios filológicos en España y una de las personas que más trabajaron sobre un género tan hispánico y peculiar como el Romancero. Nadie ignora que la personalidad de Diego Catalán, tan fuerte y destacada, le proporcionó en no pocas ocasiones disgustos y sinsabores frente a personas o instituciones que no compartían sus puntos de vista. Tampoco se nos escapa que su figura era clave no sólo en la recuperación de un patrimonio inmaterial en declive –y en algunos casos en evidente peligro de extinción–, sino en la preservación de los materiales procedentes de sus propias encuestas. Tal vez sea éste el momento apropiado para que, quien tenga responsabilidades y medios, los ponga a disposición de la Fundación Menéndez Pidal para que el legado de Don Ramón, el de Diego y el trabajo de tantas personas que compartieron con ambos ilusión y esfuerzo en una tarea impagable, reciban el reconocimiento definitivo de una sede segura, un apoyo incondicional y un futuro sin incurias.

Visitas

Museo de La Casona
Diciembre 2007 a febrero 2008: 1.508
Total general: 205.646

Museo de Campanas
Diciembre 2007 a febrero 2008: 790
Total general: 138.894

Sala de exposiciones "Mercedes Rueda"
Diciembre 2007 a febrero 2008: 471
Total general: 50.219

Visitas a la página web:
Diciembre 2007 a febrero 2008: 319.437


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Noticias

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- La Academia de la Música concedió al Director de la Fundación el “Premio a toda una vida”, que fue entregado el día 3 de abril en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid por el Presidente de la Junta de Castilla y León, Don Juan Vicente Herrera, y por la cantante Luz Casal.

- Se ha iniciado el trabajo de trasladar a la página web de la Fundación la colección de grabados. Cerca de dos mil estampaciones de distintas épocas y técnicas podrán ser consultadas en breve en el apartado correspondiente a las colecciones.

- La Fundación ha colaborado en diferentes exposiciones con Caja España, la Diputación de Guadalajara, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y la Junta de Castilla y León.

- Han aparecido las Actas del tercer simposio sobre Patrimonio Inmaterial, que se centró en “La voz y la improvisación”. Junto con los dos tomos anteriores, correspondientes a “La voz y la noticia” y “La voz y la memoria”, pueden solicitarse a la Fundación por correo postal o por correo electrónico (venta@funjdiaz.net).

- En el simposio sobre “La voz y el ingenio”, dedicado a Maxime Chevalier intervinieron profesores y estudiantes de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Venezuela, Cuba, Francia y España, agrupando bajo el denominador común del ingenio las facetas del gesto y el humor. Las jornadas tuvieron lugar en el centro e-LEA de la Diputación de Valladolid en Urueña.

- La Fundación firmó un convenio con el Museu da Imprensa de Porto para la realización de actividades conjuntas. Entre las previstas en un futuro inmediato están exposiciones y un congreso dedicado a la impresión musical.





Biografía de Don Juan Téllez Girón, por Alfonso Pozo Ruiz (Universidad de Sevilla)

Por nacimiento don Juan era hidalgo; siendo el tercero de los hijos de don Juan Téllez Girón, no tenía derechos sucesorios. Había nacido en Osuna; ningún biógrafo habla de su fecha de nacimiento con certeza, pero todos dan como probable el año 1494. Su partida de nacimiento tal vez se quemara en un violento incendio que destruyó la iglesia del Castillo.

Su padre, puesto que tenía dos hijos mayores que él y no parecía probable que fuese el heredero, lo inclinó intencionadamente al estudio de las letras y artes liberales, música y pintura, aficiones que desarrolló muy especialmente en sus numerosas fundaciones. Gudiel, su primer biógrafo, dice que en su niñez
"le hicieron deprender letras, y así se dio a la gramática y a la música, en las cuales dos disciplinas fue tan aventajado que cualquier libro escrito en lengua latina de cualquiera facultades tan claro entendía que los trasladaba al castellano con mucha facilidad, y cualquiera voz por dificultosa que fuese, cantaba sueltamente y con algunos avisos y gracias musicales, componía algunas cosas que sonaban dulcemente. Oyó algún tiempo la lección de los Sagrados Cánones, de los cuales tuvo mediana noticia y no menor de las ciencias liberales".

Parece ser que los primeros años de su mocedad y madurez los pasó en Arahal en una casa que compró, y que vivía de la modesta pensión que le habían asignado sus padres y, muy especialmente, su madre, doña Leonor de la Vega, que siempre le demostró particular afecto y a quien, según Gudiel, "mucho parecía en ella, en rostro y cuerpo, y la religión y reverencia del culto divino". Él le correspondió generosamente pues la misma Universidad que fundó lo hizo por el alma de su ascendiente (ver leitmotiv fundacional).

De esta forma, así como sus mayores habían sido hombres de guerra, don Juan fué sin duda un hombre de paz, culto y refinado. Más adelante quiso demostrar el afecto que sentía por la villa de Arahal y la hizo repoblar cuando era tan sólo una aldea sujeta a la de Morón y realizó en ella varias fundaciones.

En Arahal le sorprende una jugada del destino: muerto su hermano Pedro, su única hija Mencía, por la claúsula de asignación que regía en el mayorazgo de los Girones, cambiaba de segundón pobre a uno de los primeros magnates castellanos el 25 de abril de 1531, en que moría su hermano Pedro en Sevilla.

De su retrato físico, la mejor descripción es de Gudiel, su médico personal y biógrafo:

"Fue el Conde don Juan de hermosa presencia, de aspecto venerable, mediano de cuerpo antes alto que bajo, y el rostro abultado, calvo, la frente grande, ancha y sin arrugas, los ojos leonados, grandes y hermosos, la nariz proporcionada y un poco gruesa al cabo, la boca mediana y muy graciosa, las barbas canas, cuando yo las conocí, largas y no espesas, las manos también largas y abultadas, el cuerpo lleno, las piernas delgadas sin fealdad, la voz delicada y suave; era de claro entendimiento y de reposado juicio, de entrañas blandas y amorosas; su trato y conversación eran llenos de discreción y dulzura, que aficionaba a todos los que con él conversaban"

Con la herencia del Mayorazgo se inicia su carrera pública. Fue don Juan "Camarero Mayor" de S.M. el Emperador Carlos V, Notario Mayor de Castilla y asistió a las Cortes de Toledo en 1539. Tuvo una de las fortunas más cuantiosas de Andalucía, con unos 150.000 ducados de renta.

Casó el día de San Marcos con doña María de la Cueva, hija del Duque de Albuquerque, "que en piedad no le iba a la zaga al ilustre Conde", lo que pudo demostrar con más fundaciones tras la muerte del esposo. Tuvieron un hijo primogénito, Pedro y cinco hijas. Su heredero Pedro, V conde de Ureña, será nombrado I Duque de Osuna por Felipe II en 1562, inaugurándose así una de las castas nobiliarias más poderosas de España, la Casa Ducal de Osuna.

Tras realizar numerosísimas fundaciones, falleció don Juan en su palacio de Osuna el 19 de mayo de 1588, entre las 10 y las 11 de la mañana, al parecer de fuertes calenturas, a los 64 años de edad. Estaban allí don Pedro, su hijo; su yerno, el Marqués de Vélez, y el Duque de Arcos, su sobrino. A sus hombros fue conducido desde el palacio a la Capilla del Santo Sepulcro. Le formaron cortejo de acompañamiento el rector y claustro de la Universidad y capilla del Colegio, el canciller de la misma y abad de la Colegiata con los curas de ella, los frailes de Santo Domingo, de San Francisco, de Terceros, de Mínimos, del Carmelo y Agustinos, y cuantas figuras de la Iglesia y del Estado le rodearon en sus últimos momentos.

El epitafio que hay sobre su tumba, en la Cripta-Panteón Ducal de la Colegiata, dice así:

"Aquí yace el Ilmo. y Excmo. Sr. D. Juan Téllez Girón, IV Conde de Ureña, gran cristiano y amigo de obras santas en las cuales empleó su vida y su hacienda, reedificando muchas iglesias y casas de oración en sus Estados, fundando y dotando en el de esta Andalucía 16 Monasterios, la Universidad y el Colegio, Iglesia Colegial de aquí y esta Capilla del Santo Sepulcro, para entierro de sus padres. Fue casado con la Ilma. y Excma. señora Doña María de la Cueva, y murió antes que ella y muy santamente con grande fervor y ayuda de Nuestro Señor, día de la Ascensión como lo había deseado, en esta su villa de Osuna a 19 de mayo de 1558"

Había otorgado testamento y codicilo cerrados el 12 de octubre de 1556 y el 5 de mayo de 1558 respectivamente.

Después de su fallecimiento, su esposa continuó la obra de las fundaciones con el Convento de las Monjas Clarisas de Osuna y el de la Mínimas de Archidona. Murió doña María en el Palacio Real de Madrid el 9 de abril de 1566. Sus restos se depositaron en el Monasterio de Santa María de la Cruz, de monjas franciscanas, cercano a Madrid, hasta que su hijo don Pedro los trasladó a Osuna. Hoy descansan muy cerca de los de su esposo, en la capilla del Santo Sepulcro.




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