LA ERA DEL BIEN Y DEL MAL

Sacramentos: El bautismo



Lámina con cuatro escenas: una en la franja superior; otra en la franja intermedia, más grande, y dos más en la franja inferior, subdividida.

1. La primera escena, en el orden lógico de presentación es la que aparece en el nivel intermedio. Su tamaño mayor evidencia su importancia. Es la escena del bautismo de Jesús, a manos de Juan Bautista en aguas del Jordán. No está plásticamente visible la imagen de Dios Padre, pero está intuida en el haz luminoso que envuelve a Jesús, a las orillas del río; en el interior de dicho haz aparece visible la imagen del Espíritu Santo, en la clásica representación de la paloma. Juan Bautista aparece con vestido de piel (Mc. 1, 6); porta en su mano izquierda un largo cayado rematado en forma de cruz, similar al que pintara Murillo en Los niños de la concha, en que Jesús niño está dando de beber agua al niño Juan Bautista con una concha. Aparece repetido el cayado en la lámina 65. Varias personas contemplan la escena con una mezcla de devoción y sorpresa.

2. La segunda escena, en la franja superior, muestra un bautismo. La madrina sostiene al niño en el momento de ser bautizado, en tanto que el padrino tiene en su mano la vela encendida; tres personas más asisten a la ceremonia, oficiada por el sacerdote, ayudado por un monaguillo. Pero si eso es lo que ocurre en la nivel de la iglesia en que se está bautizando al neófito, por encima tiene lugar otro festejo angelical con ocasión del bautismo. Un ángel, a la izquierda, anota el nombre del bautizado en el libro de la vida (Ap. 3, 5). Otro ángel, hierático, en el centro, sostiene la vestida blanca con que será revestido el bautizado, no tanto en la ceremonia que tiene lugar en el templo, cuanto en lo que sucede a los ojos de Dios: “El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida” (Ap. 3, 5) (este ángel recuerda a los dos que aparecen en idéntica actitud en la lámina 47, y al otro de la lámina 57, cuadro 6). Un tercer ángel, a la derecha, rompe un cartel en que aparecía escrito “Pecado original”, destruido por medio del bautismo celebrado.

3. La escena izquierda de la franja inferior aparece explicada por el título del pie de la lámina: “Bautismo en caso de necesidad urgente”. Cuatro personas en torno a un niño que está siendo bautizado, ante el peligro de muerte que el referido pie apunta.

Por el contrario, la escena de la derecha representa la penosa situación del niño que ha muerto sin recibir el bautismo. La mujer que acaba de dar a luz, en la cama, se lamenta y desespera ostensiblemente, mientras otras dos mujeres, llorosas, completan el cuadro desgarrador. Junto a la cama de la madre, la cuna lista para acoger al recién nacido, convertida en improvisado ataúd. No han sido suficientemente previsoras —como las de la escena adjunta—, o no ha habido posibilidad, porque ha nacido muerto, y, conforme a la teología juridicista del momento, al no estar bautizado, no podía salvarse. No se había prestado entonces suficiente atención a la afirmación bíblica: “Dios nuestro Salvador quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tm. 2, 4). Por tanto, la salvación que Dios desea y ofrece es clara para quienes no han podido tener acceso al bautismo salvador, ni han sido capaces de rechazarlo voluntariamente.

Luis Resines













Exposición