LA ERA DEL BIEN Y DEL MAL

Resucitó al tercer día



Lámina entera, que incluye tres escenas.

[1] En el centro, la resurrección de Jesús. Aparece con herida al costado, ascendiente, victorioso. La plena vida que tiene, deja atrás el sepulcro, representado en la zona inferior por un esqueleto y su inevitable guadaña (lámina 6): la muerte ha sido vencida (1 Co. 15, 55). La claridad de la zona superior contrasta con fuerza con las tinieblas y oscuridad de la inferior, la de la muerte derrotada.

[2] A la izquierda, de espaldas, el dibujo muestra a Jesús resucitado (nimbo crucífero, como en las láminas 9 a 13) junto con dos personas: son los dos discípulos que caminan a Emaús, derrotados y desalentados, Cleofé y su anónimo compañero de camino (Lc. 24, 13-35). Jesús hace el camino con ellos hasta la aldea a que se dirigen, y allí se les da a conocer. Durante el recorrido, una catequesis pascual en que Jesús les va mostrando que era indispensable que el Mesías padeciera primero para entrar después en su gloria. [3] Al mismo nivel, en la parte derecha, Jesús se hace presente a María Magdalena. Su identificación como hortelano, que sugiere el evangelio, consiste en un amplio sombrero y una pala en su mano derecha. Pero el cuadro indica que ya se ha producido la identificación y reconocimiento por parte de María, que, postrada, rostro en tierra, abraza sus pies (Jn. 20, 11-18; el texto de Mt. 28, 9, indica el mismo gesto, pero por parte de “María Magdalena y la otra María”).

La visión de Jesús resucitado y la comprobación fehaciente de algunos testigos del hecho, proporcionan la seguridad a los creyentes. Y la lámina recoge estos mismos datos, en lugar de los más difíciles de pasar al dibujo, de 1 Cor. 15, donde Pablo argumenta sobre la resurrección de Jesús, y, en consecuencia, la de todos los creyentes.

Luis Resines













Exposición