Pecados capitales
Lámina dividida en seis cuadros: uno en la franja superior; cuatro, dos a dos, en los niveles intermedios, y otro en la franja inferior.
1. Es un cuadro único, pero en el dibujo aparecen unos árboles en el centro que parten la escena en dos. A la izquierda está representada la ira, por medio de una agresión entre dos hombres, que han discutido, volcando los muebles; mientras uno tiene aún cogida una silla en su mano derecha, una mujer trata de aplacar al otro. A la derecha se representa la paciencia en la actitud de un franciscano, al que unos muchachos irrespetuosos tiran piedras desde lejos, en tanto que el fraile sigue su camino sin inmutarse ni responder a sus provocaciones.
2-3. La gula se opone a la templanza. La gula se escenifica en el momento en que Esaú negocia con su hermano Jacob los derechos de primogénito a cambio de un guiso de lentejas, al ser incapaz de contener su gula (Gn. 26, 29-34). Frente a esto, la templanza; se representa por una escena menos habitual: en lucha con los filisteos, David expresó su deseo “¡Quién me diera beber agua de la cisterna que hay a la entrada de Belén!”. Tres de sus hombres hicieron una incursión y le trajeron agua, a costa de poner en peligro sus vidas. David no quiso beberla, y la derramó por el alto precio de un trago de agua (2 Sa. 23, 14-17). La lámina lo propone como ejemplo de templanza.
4-5. Envidia contrapuesta a caridad. La envidia aparece en la escena en que sus hermanos, movidos por la envidia, venden a José a unos traficantes que lo llevan esclavo a Egipto (Gn. 37, 27-28). La caridad está representada en el momento del reencuentro, cuando José se da a conocer y perdona a sus hermanos (Gn. 45, 1-3).
6. La última escena abarca en un solo vistazo el vicio de la pereza (dos personas que han dejado los libros tirados en el suelo y holgazanean a la sombra de un árbol), que contrasta con la diligencia (otras dos personas, a pleno sol, empiezan la siega de un campo de cereal, con las hoces en sus manos). La oposición es evidente.
Luis Resines
Greguerías sobre los pecados capitales. Qué falta de imaginación reducir a siete los pecados capitales.
Ira:
— Pasó un rato magnífico insultándole con los elogios más insoportables.
— Matemos todos los cisnes de Gran Bretaña; dejemos a la Reina sin sus aves de corral.
Gula:
— Finalizadas las fiestas de Navidad y Año Nuevo, Papá Noel invita cada año a sus amigos a una gran barbacoa de reno.
— Cuando la madre espolvorea con talco el culito del niño recién bañado, parece que lo está preparando para comérselo.
—Para no caer en pecado de gula sustituyó su cazuelita de angulas de Aguinaga por otra de gusanos de seda.
Envidia:
— A Cervantes no suele reconocérsele el mérito añadido de que, además, era manco.
— El trueno es lo único que el arco iris le envidia al rayo.
Pereza:
— Tuvo la enorme suerte de que todos los acontecimientos terribles de su vida le hubieran cogido recostado.
— El mejor medio de tener tiempo libre para hacer las cosas que tenemos pendientes es no hacerlas.
— Todos los relojes deberían contar con un carril lento para la aguja horaria.
— Se recostó sobre el alféizar de la ventana y así permaneció durante toda su vida. Y eso era la eternidad.
Carlos Flores. Arquitecto