Segundo mandamiento: No tomar el nombre de Dios en vano
Lámina dividida en tres franjas, con cinco cuadros en total.
1. Una escena en un juzgado, donde una persona se apresta a emitir juramento sobre la verdad del testimonio que va a emitir; está con una rodilla en tierra, la mano sobre la Biblia, ante el crucifijo. Al fondo, el magistrado se destoca el birrete, ante la importancia y solemnidad del acto que se va a realizar en su presencia. La enseñanza que transmite es la de aquellas situaciones en que es válido emitir juramento, aunque el dibujo no especifique las condiciones que éste debe reunir.
2 y 3. Cuadro primero de la segunda franja: representa la blasfemia. En una de las múltiples escenas de pescadores que salieron del pincel de Baixeras, media docena de marinos arrastran hacia la orilla la barca, mientras uno de sus compañeros en pie, con las redes vacías en la mano, y el puño airado en alto, lanza una blasfemia: dos tenues pero perceptibles columnas de humo salen de su boca. En primer plano, una mujer y un muchacho, horrorizados, evitan mirar al blasfemo y se tapan los oídos para no querer oír su exabrupto.
El cuadro que le sigue muestra las consecuencias para el blasfemo: su barca destrozada contra las rocas anuncia su ruina. El que antes alzaba su puño y su palabra contra Dios ahora se doblega y retuerce, apesadumbrado, sin encontrar salida a su situación. La lámina quiere inspirar tanto horror, que presenta el castigo de la blasfemia como algo inmediato y comprobable; la realidad no sucede siempre así. Por la misma lógica tendría que haber presentado, en todas las láminas sobre los mandamientos, los castigos del resto de los pecados.
4. Un matrimonio asciende por un camino tortuoso llevando una vela, prometida en alguna ocasión anterior. El mensaje es que las promesas hechas a Dios deben ser cumplidas. Se supone que el camino lleva a alguna ermita aislada. Y que el esfuerzo de la ascensión forma parte de la promesa y del sacrificio. Parecida enseñanza aparece en la lámina 56, cuadros 5 y 6, en que unos pescadores hacen una promesa a Dios en medio del temporal; y llegados a tierra, se aprestan a cumplir lo prometido. En la presente lámina no deja constancia el dibujo del motivo de la promesa (¿podría ser el obtener el hijo deseado, por tratarse de un matrimonio?); sólo se presenta el cumplimiento consiguiente.
5. Similar mensaje lleva el último cuadro, con la diferencia de que no se trata de una promesa emitida con anterioridad, sino de los votos que emite una religiosa. El voto presentado como un acto religioso y libre de consagración a Dios. No es posible que en el dibujo aparezca el triple compromiso de castidad, pobreza y obediencia, que debería formar parte de la explicación complementaria que el catequista hiciera de la escena concreta. La comunidad religiosa acompaña a la que está haciendo su profesión.
Aparecen las formas más comunes de cumplir el mandamiento segundo; y también su incumplimiento y las consecuencias funestas. Son pocas, pero no es la única ocasión en que aparecen en estas láminas las consecuencias del pecado (también aparece en la lámina 39, cuadro 5).
Luis Resines