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La Transformation de Polichinelle



La transformación de Polichinela



La transformación de Polichinela



Hace tiempo había en un país una buena anciana que quería mucho a los niños. Se llamaba Madre Prolífica.
Cuando los niños se portaban bien, le complacía mucho recompensarlos. El día de Año Nuevo sacudía su falda y salían los más hermosos juguetes.
Pero los que se portaban mal podía estar seguros de que encontrarían en sus zapatos un puñado de palos.
De todos los niños, ella quería más a uno que se llamaba Pierrot.
Debo decir que Pierrot era muy estudioso.
También era muy compasivo y caritativo. Y nunca hacía daño a los animales.
No era como Polichinela, que en su cara llevaba todas las malas inclinaciones: era perezoso y pendenciero.
Y también era glotón. Cuando se iban sus padres, se comía los dulces y metía la nariz en las botellas de licor.
Para castigarlo, Madre Prolífica le enviaba indigestiones y diarreas horribles.
Cuando a Pierrot le llegó la edad de trabajar, Madre Prolífica lo colocó con un granjero que le regaló un pequeño terreno.
A fuerza de cavar y cavar, Pierrot encontró un tesoro.
Como era muy honrado, Pierrot se lo llevó al granjero, pero este resultó ser un sabio encantador llamado Trabajo, que hizo que se lo quedara.
Pierrot se hizo rico, así que con una bolsa de dinero debajo de cada brazo se fue a pedir la mano de Casandra, y su padre se la concedió al instante.
En cuanto a Polichinela, él nunca hizo nada bueno, así que para castigarlo, Madre Prolífica lo condenó a servir de juguete para los niños buenos.
Ahora, si queréis conocer su triste fin, id a verlo al teatro Guiñol, donde el Diablo se lo lleva veinte veces cada día en castigo por sus muchas maldades.
Pierrot es un personaje de las antiguas pantomimas francesas que se reconocía por sus amplios pantalones blancos, blusa con gorguera y grandes botones; hoy día se ha convertido en el payaso de cara blanca, indolente y místico que se viste con ropas brillantes. Polichinela, de origen napolitano, es típico de la Comedia del Arte; es un personaje ridículo, enredador y pendenciero que se desarrolla durante los siglos XVII y XIX. Su aspecto es el de un hombre jorobado y barrigón. La palabra polichinela acabó por hacer referencia a las marionetas en general.





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