LOS CUENTOS Y LEYENDAS EN EUROPA

Die Abenteuer des Freiherrn von Münchhausen



Las aventuras del barón Munchausen



Las aventuras del barón Munchausen



Una vez pasé y disparé a dos osos con un tirachinas y la piedra voló a la luna; yo planté un guisante que creció hasta allí. Subí por él, pero luego se secó. Hice una cuerda con la paja para descender, pero como me faltaba cuerda pues era demasiado corta, corté la parte superior de la cuerda y la até de nuevo.
En Sri Lanka me atacaban un león y un cocodrilo, ellos frente a frente y yo estaba en medio. Cuando el león saltó, yo me agaché y él entró en las fauces del cocodrilo. Le corté la cabeza con mi sable y empujé; el cocodrilo se ahogó al querer tragarla.
Até una escopeta a mi perro y su cola al gatillo para que así cazara por mí.
Una vez que iba de caza, se cruzó en mi camino una carroza que transportaba a unas damas. Yo salté con mi caballo atravesando la carroza por dentro.
Mi galgo corría tanto que acabó por gastar sus patas y se convirtió en un perro salchicha. Cuando se hizo viejo y no podía correr, colgué un farol de su cola.
El año pasado sostuve a dos trompetistas con los brazos extendidos por la ventana.
Para atrapar a un oso, unté la lanza de una carreta con miel. El oso iba pasando la lengua y tragando la lanza hasta el final, resultando que le atravesaba el cuerpo. Puse un taco en el final y así el oso no pudo librarse.
Un día un perro rabioso me arrancó un pedazo de la casaca. Al día siguiente, abrí el baúl: la casaca se había vuelto rabiosa, y mordía la otra ropa.
Una vez cazaba una coneja con mi perra embarazada. Escuché los aullidos de una jauría y cuando llegué vi que mi perra y la coneja habían parido y los cachorros cazaban a los conejitos.
Una vez, cuando un oso llegó a mí, lo agarré por las patas delanteras y no lo solté hasta que murió de hambre.
Mi padre tenía dos criados. Un día le di un bofetón a uno y le volteé la cara al otro lado. Cuando mi padre salía a caminar llevaba a un criado delante y el que tenía la cara volteada para atrás, iba detrás, y así controlaba todo lo que pasaba a su alrededor.

Karl Friedrich Hieronymus, el barón Münchhausen (1720-1797), fue un aristócrata alemán que sirvió en el ejército ruso hasta mediados del siglo XVIII durante la lucha contra los turcos. Al regresar a su país, se dedicó a relatar sus fantásticas y exageradas aventuras en cenas y reuniones con amigos. Entre 1781 y 1783 estos relatos se fueron publicando de forma anónima en la revista Vademecum für lustige Leute (Vademécum para gente alegre). Entre las aventuras que de él se han contado, se incorporan muchos relatos tradicionales, convirtiéndose de este modo y muy a su pesar en un personaje folclórico.





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