LOS CUENTOS Y LEYENDAS EN EUROPA

Der Froschkönig - Grimm



El rey rana de los Grimm



El rey rana de los Grimm



En los tiempos antiguos vivía un rey cuyas hijas eran todas hermosas, y la más hermosa era la más joven. Cerca del castillo había un bosque oscuro donde crecía un viejo tilo, y al pie, había un pozo oscuro; la hija del rey jugaba a menudo allí con su bola de oro.
Pero un día la bola cayó en el agua y desapareció en la profundidad. Entonces ella empezó a llorar muy amargamente. Al ratito, una voz cerca de ella habló: “Gritas tanto que las piedras se podrían apiadar de ti”. Cuando ella se volvió vio a una rana que sacaba la cabeza del agua. Le dijo “Ay, lloro por la bola de oro que se me ha caído al agua”. “No llores, yo puedo arreglarlo todo, pero tú a cambio ¿qué me das?” Ella le prometió sus vestidos, perlas y piedras preciosas e incluso la corona de oro que llevaba puesta. Pero la rana le comtestó, “si me tienes cariño y me sientas a tu lado en la mesa y me das de comer de tu platito y de beber de tu copita y me dejas dormir en tu camita, entonces te traigo la bola”. La hija del rey prometió hacer lo que le pedía la rana y esta se sumergió en el agua y enseguida regresó con la bola, se la entregó y desapareció. Al día siguiente, cuando estaba sentada en la mesa con el rey, apareció la ranita por la escalera de mármol, se detuvo en la puerta y dijo: “Hija del rey, la más joven, ábreme”. Cuando abrió y vio la rana, cerró la puerta rápidamente y muy asustada. Cuando el rey le preguntó qué pasaba, ella le contó todo y el rey le dijo que debía cumplir lo prometido: “Ve y ábrele”. Ella lo hizo y la rana se subió de un brinco a la silla; entonces le dijo: “Súbeme encima de ti y acércame tu platito dorado para que comamos juntos”. Ella lo hizo, pero a disgusto. La rana dijo: “Estoy llena y quiero echarme la siesta, llévame arriba a tu camita y nos tumbamos para dormir”. La hija del rey tuvo miedo y se puso a llorar, pero el rey la reconvino. Ella subió al cuarto, dejó la rana en una esquina y se acostó. La rana dijo: “Quiero dormir en la cama como tú; si no, se lo digo a tu padre”. Ella se enojó mucho, agarró la rana y la estrelló con todas sus fuerzas contra la pared. “Ahora estarás a gusto, rana”. Pero lo que cayó de la pared no era una rana sino un príncipe muy guapo. Entonces el rey los casó. El príncipe le contó que había sido hechizado por una bruja malvada. Un día llegó al palacio el fiel servidor del príncipe, Enrique, que se había puesto tres aros de hierro alrededor del corazón para que no se reventase de tristeza cuando su señor fue transformado en rana. La carroza se llevó al príncipe y a la princesa a su reino.

Este es el primer cuento de la colección de los hermanos Grimm, que aparece, con algunos cambios en las siguientes ediciones; gracias a esta colección el cuento se expandió por toda Europa. El cuento se cataloga como ATU 440. El episodio del fiel Enrique es característico de la versión de los Grimm. En algunas otras versiones la forma de desencantar a la rana es por medio de un beso.





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