Narra la historia de un conde que va de caza con dos acompañantes, uno de ellos lo incita a cometer maldades, el otro, por el contrario, procura que el conde sea apacible y que no haga locuras. Se encuentran con un ciervo blanco con una cornamenta impresionante y cuando van a cazarlo, sale en su ayuda un campesino, al que matan y también sacrifican sus vacas. Siguen en busca del ciervo blanco hasta que llegan a la choza de un ermitaño, que maldice al conde. Este, desde entonces, está condenado a huir perseguido por el diablo por toda la eternidad y muchas veces por la noche asusta a algún cazador.
Esta leyenda presenta un personaje maldito, cuyas características comparten otros como Caín, Judas o el Holandés Errante. La caza salvaje es una tradición de origen germánico con características similares a las de la Santa Compaña: presenciarla trae consecuencias funestas o muy malos presagios. Los mitólogos relacionan al personaje de la versión germánica con el dios Odín.