LA RELIGIOSIDAD POPULAR

Exvoto de la Virgen



El exvoto es quizás la forma más elemental e individual de expresar una persona su fe, su relación con el más allá, el cielo, su entendimiento de Dios, del Señor, de la Virgen y el poder de los Santos. En América tenemos los primeros testimonios en la pintura virreinal del siglo XVII y todavía hoy se pintan por encargo.

La definición "exvoto" en general puede comprender una imagen pintada, una cantidad de cera, una alhaja o un milagro, una lamparita de aceite, una vela, pelo, o flores; siempre en cualquier forma son producto de un compromiso entre una imagen de particular devoción y un alma, en un momento de emergencia, de peligro, de enfermedad, de profundo miedo, etc. Es decir, que proceden de una experiencia religiosa elemental, directa, y completamente personal.

Los exvotos pintados hablan en su leyenda, de la historia de este compromiso, de las circunstancias penosas y del favor recibido. Las construcciones gramaticales, la ortografía, la puntuación y el idioma son muy graciosos y aclaran en muchos casos la posición social de la persona afectada. Las leyendas tienen a parte de esto, un carácter documental contemporáneo y son por su publicación una especie de estimulante pedagógico para otros creyentes.


Votos y promesas

El valor artístico de los exvotos pintados es de distinto nivel; no obstante el contenido pictórico como el de la leyenda siempre tienen un alto grado de interés para el que se molesta en estudiarlos. La forma de estas pinturas populares es rectangular, y las de tamaño pequeño son más numerosas que las grandes. El esquema de un exvoto es parecido, sea su origen americano o europeo: la venerada imagen está situada en un lado o encima de la escena en la cual se había encargado de intervenir. Una nube insinúa la sobrenaturalidad. Varias imágenes a la vez pronuncian lo popular del exvoto. El protagonista es fácilmente identificable. Los detalles de fisionomía, de la indumentaria, de interiores y del paisaje frecuentemente son de gran valor etnográfico.

Muchas veces, el pintor es el maestro del pueblo, aunque también hubo personas que se dedicaron profesionalmente a pintar milagros, como se puede ver en esta serie de imágenes, todas ellas de la misma mano, adquiridas sin embargo por distintos coleccionistas. Lo bonito y lo interminable en su contemplación está en su "pintoresquismo", como el Padre Llompart denomina la gracia de estas imágenes, en la posibilidad de ver un exvoto con ojos divertidos y con una cariñosa sonrisa en los labios.
Christiane E. Kugel





Exposición