LA RELIGIOSIDAD POPULAR

Estampas



Las estampas más antiguas son hojas con una miniatura central —un ser celeste o un símbolo piadoso— rodeada por un ancho marco de «encaje», recortado a mano con tijeras o punzones y de un valor estético y artesanal asombroso. La decoración cortada representa guirnaldas, orlas y cenefas complicadas —en numerosos casos se observa el lazo de la eternidad—, así como también flores y pájaros primorosamente trabajados.

La iluminación se muestra con tonos populares, pero generalmente es muy escasa. La gran mayoría de estas estampas tiene su origen en el Sur de Alemania y en Austria. Pero también en España se pueden admirar sendos ejemplares en las capillas de monjas, por ejemplo en el convento San Antonio el Real de Segovia —desgraciadamente poco visitado— y en el monasterio de las Carmelitas Descalzas en Madrid. Allí cuelgan en las paredes casi inadvertidamente por sus modestas dimensiones y su discreto colorido. Estas estampas eran regalos de las monjas a su familia y a bienhechores del convento. El pobre material, el papel, se acoplaba perfectamente al voto de pobreza y su valor residía solamente en su ejecución sin par.


La plegaria

Con la invención de la imprenta y la necesidad de grandes cantidades de estampas en los sitios de peregrinación, surgen imágenes con un grabado pegado en el medallón central, y el marco se adornaba con motivos repetidos a troquel. Estos recordatorios, de un nivel artístico muy inferior a los anteriores, tienen su auge en la segunda mitad del siglo XVIII y en todo el siglo XIX. Talleres en Barcelona, Málaga y Valencia, como en otras ciudades de España, empleaban todavía un pintor y un grabador para realizar los motivos. Pero la decadencia artística, en parte originada por la exigencia de cantidades, en parte por la degeneración de las tradiciones religiosas, ya no se puede detener: se copian motivos franceses y suizos, que no encajan bien con los sentimientos piadosos españoles; cada día se aumenta el número de estampas reproducidas por impresión tipográfica, y el proceso lamentable finaliza con meras reproducciones de pinturas famosas y motivos religiosos de mal gusto, hasta los modelos más modernos, que son nada más que fotografías de la naturaleza u otros objetos, cuyas relaciones con la devoción popular son más rebuscadas.
Christiane E. Kugel





Exposición