LA RELIGIOSIDAD POPULAR

Ciclo del año



El mundo de las creencias, tal vez por estar muy arraigado y ser algo personal, ha corrido mejor suerte que muchas costumbres desaparecidas y ha resistido los embates del progreso mal entendido. Son rarísimos los pueblos que no conservan y festejan hoy su fiesta local (a veces hasta con dos o tres advocaciones religiosas) con todo lo que ello conlleva -música, danzas, instrumentos, costumbres- y muchas celebraciones comunitarias, siendo normalmente la familia, algunos grupos sociales o las antiguas cofradías los que se encargan de preparar y llevar a cabo todos esos festejos que, frecuentemente, son una afirmación de la comunidad en las creencias de los mayores y, en ocasiones también, una simple excusa para la reunión de esos parientes o amigos que ya no viven en el pueblo y acuden a él sólo para esa fecha determinada.


El tiempo

Del rosario de celebraciones que iba encadenando unos ciclos del año con otros sólo queda algún hito que, eso sí, todavía recuerda lo importantes que fueron las fiestas para nuestros antepasados, así como la oportunidad con que la Iglesia o la propia comunidad situaban las fechas dedicadas al descanso, la alegría o el recuerdo, de modo que no estorbasen tareas fundamentales para la economía doméstica o para el buen desarrollo de la riqueza común.





Exposición