Los dos clarineros y el timbalero del Ayuntamiento de Valladolid hacen un descanso en la calle de San Lorenzo antes de que saliese de su templo la Virgen patrona de la ciudad. En el siglo XIX cumplían su oficio a caballo, generalmente precediendo al carruaje en que iba la corporación municipal. En los años 30 del siglo XX esos músicos cobraban al año algo más de 500 pesetas por atender a sus funciones. En 1936 solo se pagó a un clarinero (545 pts.) y al timbalero (250). La diferencia estribaba en la mayor preparación que requería tocar el instrumento de viento: de hecho, el Ayuntamiento de Palencia, a mediados del siglo XVIII rechazó a un negro que se presentaba a ese puesto, no por motivos raciales, sino “por estar poco instruido”.
En la fotografía, el clarinero principal es Mariano Vega.