Esta comparsa vallisoletana se deja inmortalizar en los soportales de la ciudad, enmarcada por dos columnas de granito y mostrando una bandera que ostenta el escudo de Valladolid con corona real abierta y una bordura de gules con los ocho castillos que lo adornaron hasta el año 1939. El más veterano del conjunto está tocando una guitarra de doce cuerdas (seis órdenes dobles), muy frecuente en el siglo XIX, que serviría de acompañamiento a las bandurrias y guitarras de seis cuerdas que tienen los demás músicos.
El público, mayoritariamente infantil, duda entre admirar a los integrantes de la rondalla o mirar al fotógrafo. Fotografía de la Fundación Joaquín Díaz.