Con este rostro angelicalmente triste y distraído se dejaba fotografiar Isaura Mourille por Manuel Asenjo en 1908, sentada ante un piano Erard antes de un concierto. La joven pianista (tenía entonces 14 años), discípula aventajada de Pilar Fernández de la Mora —música sevillana que había estudiado con Oscar de la Cinna—, comenzó su carrera con muy pocos años y, tras finalizar sus estudios, se dedicó a dar conciertos por toda España con notable éxito. La hemeroteca nacional guarda innumerables reseñas de las celebradas actuaciones (alguna de ellas en Valladolid) que acompañaron su vida profesional, interpretando siempre programas de gran dificultad y exigente virtuosismo.
A partir de 1916 se pierde su rastro y solo se sabe de ella que se casó con un militar del Batallón de Chiclana.