Don Isidro, el párroco de Casasimarro, es el centro en esta fotografía de la rondalla de la localidad tomada por Manuel Soler y compuesta por cinco guitarras, tres bandurrias, un laúd, dos violines, tres flautas traveseras y un oboe. Don Isidro, más allá de adoptar una postura piadosa ante el fotógrafo, parece rezar para que el conjunto suene bien, aunque en un pueblo con tanta tradición guitarrera, es más que probable que todo fuese acordado. Y para acordarlo, el director (Eusebio, el sacristán) usaba una batuta corta, no fuese a pasarle lo que cuenta la historia que sucedió a Jean-Baptiste Lulli, el inventor del bastón-batuta, que se lo clavó en un pie y murió de gangrena. Llama la atención la peculiar guitarra que sostiene el músico de la segunda fila a la izquierda, fabricada por Blas Carrillo, que heredó su hijo Vicente Carrillo López.
La fotografía pertenece a la colección de Avelino Navarro.