A comienzos del siglo XX se acometieron obras de cubrimiento del río Esgueva para evitar que desembocara en el Pisuerga en la zona del Puente del Cubo. A partir de 1944 se preparó un anteproyecto que hacía desaparecer todas las pequeñas construcciones cercanas a dicho puente y preveía jardines de tipo inglés para toda la zona entre Tenerías y el Poniente. En 1954 se encargó la obra del puente a Francisco José Quevedo, haciéndose cargo de la ejecución Agroman.
Casimiro González García-Valladolid menciona, al hablar de las murallas de Valladolid, un segundo cinturón de piedra que amplió la primitiva cerca y que “seguía por la rondilla de San Lorenzo a la Cárcel de la ciudad, por delante del Espolón”. Parece lógico pensar que el puente del cubo se llamó así porque uno de los cubos de la muralla se hallara cercano a la construcción (tal vez en la desembocadura del Esgueva sobre el Pisuerga, en el lugar que hasta los años 50 aún conservaba un merendero llamado “La Marina” donde se consumía pescado frito), y no porque las lavanderas llevaran allí sus herradas para lavar la ropa. Tenemos un ejemplo similar en León, donde el Espolón estaba lindero con la carrera o “carretera de los cubos” que servían de protección a la muralla. Otra hipótesis podría ser que el nombre de Puente del Cubo procediera de un desaparecido cubo de piedra para alimentar un molino sobre la Esgueva, sistema bastante conocido en la Edad Media y usado para los casos de aceñas que dependieran de un caudal irregular.