La Acera de San Francisco, así llamada por ocupar el espacio del convento de los franciscanos observantes que se construyó con ayuda de doña Violante en el siglo XIII, tenía, entre la balconada corrida que adornaba el tramo, algunos espacios –correspondientes a las casas que fueron del Concejo- que alquilaba el Ayuntamiento para que el público disfrutara de las celebraciones y festejos.
La que hoy es Plaza Mayor fue desde siempre lugar de reunión y especialmente de mercado o de encuentro. En ella se celebraban las dos ferias anuales más importantes y allí se instaló desde 1376 el Ayuntamiento en unos terrenos cedidos por el Convento de San Francisco, justamente enfrente de donde está ahora el edificio del Consistorio, que vino a ocupar su emplazamiento actual a partir del incendio de 1561, devorador de más de cuatrocientas casas en tres días consecutivos de aniquiladoras llamas. Valladolid debe a ese incendio, que arrasó buena parte de su trazado medieval, la renovación del centro de la población.