REVISTAS SATÍRICAS DEL SIGLO XIX

Entrada triunfal del rey que conviene



En la “Entrada triunfal del rey que conviene” una solemne comitiva pasa por debajo de un arco de triunfo engalanado con banderas y escudos de Portugal y España. El futuro rey de España es un mono coronado que va a caballo rodeado de políticos y militares de la “Comisión”, entre ellos Olózaga y Serrano. El arco triunfal está decorado con las calabazas que simbolizan la negativa de Don Fernando. (Entre los animales emblemáticos que representaban los diversos países- el León de España, el Leopardo inglés, o el Águila imperial, el Mono solía representar a Portugal).





El problema sucesorio y la elección de rey

Con excepción de los carlistas, que consideraban al Pretendiente Carlos VII como el legítimo heredero al trono, y de los republicanos, los hombres de la “Gloriosa” eran partidarios de continuar el sistema monárquico con un rey constitucional. No llegaron a un acuerdo sobre quién sería el elegido pues cada grupo político, además de las potencias europeas interesadas, pretendía imponer su propio candidato. Los moderados a Alfonsito, el hijo de Isabel II; Don Antonio de Orleans, casado con Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II era el favorito de los unionistas pero no de Napoleón III; Olózaga, desde su embajada en Paris, llevó a cabo una desesperada búsqueda por las Cortes de Europa y se ofreció la corona a don Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha, quien la rechazó. Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen (a quien los españoles llamaban Ole Ole por la dificultad de pronunciar su nombre) estaba bien dispuesto y era el candidato de Bismarck, pero se oponía Napoleón III por temor a tener dos países gobernados por alemanes al norte y al sur de Francia, un enfrentamiento que desembocó en la guerra franco-prusiana y en la caída del propio emperador. También se barajaron otros nombres, algunos progresistas propusieron al viejo general Espartero, (“Baldomero I”); sonó el nombre de la princesa Luisa Fernanda (hermana de Isabel II y esposa de Don Antonio de Orleans) y el del mismo Prim.

Al fin, las Cortes eligieron el 16 de noviembre de 1871, a Don Amadeo de Saboya, liberal y joven, que era el candidato de Prim y de los progresistas. El asesinato del conde de Reus poco antes de llegar el nuevo rey privó a éste de su apoyo pues, por un lado, tuvo en su contra a los carlistas, a los alfonsinos y a la iglesia y, por otro, a los republicanos y abdicó tras un breve reinado (1870-1874).

Ni que decir tiene que la cantidad y la diversidad de pretendientes al trono, y los manejos y las intrigas en las cortes europeas y en el seno de los partidos políticos españoles llegaron a alcanzar aspectos ridículos y a desprestigiar a los hombres del Sexenio y a España. La larga búsqueda y los ofrecimientos del trono un tanto humillantes ocasionaron, como era de esperar, críticas, sátiras y bromas en publicaciones periódicas de todo matiz político, en panfletos, en cantares y en aleluyas, romances de ciego y otras obras de cordel. A satirizar los altibajos de aquella búsqueda pertenecen estas imágenes que fue publicando La Flaca de Barcelona, órgano republicano-federal y una de las publicaciones satíricas más conocidas de aquel tiempo.

Se ofreció con insistencia el trono a don Fernando de Coburgo, ex rey consorte de Portugal y regente durante la minoría de su hijo Pedro V, quien rehusó la oferta. Esta negativa, el que don Fernando viniese de Portugal, un país que los españoles consideraban con cierto desdén y que estuviera casado con Elisa Hansler, una cantante de ópera de dudosa reputación, motivó la indignación y las sátiras de los españoles.





Exposición