REVISTAS SATÍRICAS DEL SIGLO XIX

Cuaresma de 1871



En 1871, tras el triunfo de la revolución de 1868, el problema dinástico continuaba sin resolver; España dentro de un confesonario decorado con las armas reales, escucha las pretendidas confesiones cuaresmales de los atribulados revolucionarios: Topete está de espaldas, Nicolás María Rivero se está confesando, y esperan Olózaga con el Toisón de Oro al cuello y la mochila de sus embajadas, Sagasta con un tupé que no tenía pero que le inventaron los caricaturistas, Figuerola siempre con la cartera de Hacienda bajo el brazo, y Serrano de uniforme. A la derecha, un al parecer arrepentido Suñer y Capdevila, con su folleto Dios bajo el brazo, el rosario en la mano y a su lado la vara de alcalde de Barcelona y, en el suelo, el gorro frigio. A su lado, de rodillas pero con expresión de soberbia está la voluminosa doña Isabel II acompañada del niño Alfonso, vestido siempre con uniforme de sargento de infantería. Al lado opuesto, y entre los septembrinos, está inconsolable el duque de Montpensier, secándose las lágrimas con un gran pañuelo por no haber conseguido el trono de España.





Con excepción de aquellos miembros de la Unión Liberal que defendían su candidatura, Montpensier “el naranjero” era malquisto en España y se le pintaba como un burgués mofletudo con paraguas. En la pared hay un cepillo de limosnas que dice “Limosna para los pobres españoles”. (La Flaca, 5 Marzo 1871).





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