REVISTAS SATÍRICAS DEL SIGLO XIX

El amigo de los niños



Los dibujantes españoles subrayaron varias veces la postura ambivalente de interés disfrazado de amistad del emperador con la reina. En “El amigo de los niños”, los emperadores pasean con la exiliada Isabel. Una solícita y aburrida emperatriz Eugenia de Montijo, ataviada de nodriza con los colores de la bandera francesa y su propia inicial en la falda, trata de consolar con el sonajero “España”, al lloroso príncipe de Asturias, tocado con el quepis del ejército español con que asistía en Madrid, desde muy pequeño, a las ceremonias de la corte. Mientras, Napoleón da el brazo a Isabel –así lo hizo públicamente al recibirla en la estación de Biarritz– y lleva en la otra mano al pretendiente Carlos María de Borbón Austria, con la clásica boina de su partido, montando un caballo de madera para aludir a su belicosidad. Aunque Alfonso tenía en esas fechas once años y Carlos veintiuno, el grabado parece sugerir que Napoleón cree poder manejarlos como a niños, por lo que son sus candidatos alternativos al trono español en función de cómo evolucione el proceso revolucionario. La presencia de las dos ramas dinásticas de la familia sin desagrado de la reina, recuerda que tampoco Isabel II rechazaba entonces totalmente la solución carlista: recién instalada en París, mantuvo contactos públicos con don Carlos y doña Margarita (primavera de 1869). Desde una prudente distancia vigilan la escena, dando a entender su permanente deseo de controlar a la reina, tres importantes personajes de la corte isabelina: González Bravo, su último primer ministro, don Francisco de Asís, el rey consorte, y el padre Claret, su confesor. Los dos últimos fueron desde siempre partidarios de la solución carlista y el primero se adhirió a la causa tras la abdicación de Isabel (1870).





Napoleón guiña el ojo al lector y le señala la frontera de los Pirineos, dando a entender que mientras fuerzas carlistas y gubernamentales en España se matan entre sí, él se ocupa, con gesto de astuta frivolidad, de resolver el problema español a su conveniencia.





Exposición