Este santo francés tuvo, desde edad temprana, una inclinación hacia la soledad y hacia el estudio. Vivió por una parte alejado del mundo, pero por otra dedicado a prepararse para la oratoria hasta los veintidós años, momento en que, por aclamación popular, fue nombrado Arzobispo de Reims, comenzando su vida de predicación y obras de caridad. Conocido en toda Francia por sus cualidades y por la eficacia de su verbo, fue mandado llamar por Santa Clotilde para que instruyera a su esposo Clodoveo en la religión cristiana pues practicaba el arrianismo. Sin embargo lo que convenció definitivamente al rey de los francos salios fue la invocación al Dios de los cristianos que hizo antes de la batalla de Tolbiac, que ganó a los alemanes. Clodoveo se convirtió y bautizó, haciendo lo mismo miles de personas, hecho que se recoge en la iconografía sobre el santo. Murió a los 90 años en el año 545.