Natalia fue esposa, según la leyenda, de un soldado romano de Nicomedia llamado Adrián. Bajo el imperio de Galerio se desató una fuerte persecución contra los cristianos que culminó hacia el año 300 con el martirio de Adrián a quien cortaron los brazos y rompieron las piernas en un yunque. Natalia recogió los restos de su esposo y los llevó a Bizancio para enterrarlos allí, donde se creó pronto una gran devoción hacia el santo. A ello ayudó la actitud de la santa que se trasladó a vivir al lado de la tumba de su esposo hasta su muerte. En la iconografía suele aparecer con el brazo de su esposo envuelto en paños.
CREENCIAS
La viuda Natalia, debido a su gran belleza y juventud, fue pretendida al parecer por algún tribuno del emperador por lo cual decidió irse a vivir a Constantinopla al lado de la tumba de Adrián. Se cuenta que San Adrián se le apareció en sueños antes de su muerte envuelto en una gran claridad y le dijo: "Sé bienvenida, Natalia, hermana mía, sierva de Cristo, hija de mártires, ven a descansar y recibir el premio que se te debe". La santa despertó para contar su visión a quienes le rodeaban y volvió a dormirse para siempre.