Ágata o Águeda, hija de un noble de Catania sufrió tortura y todo tipo de humillaciones por parte del cónsul de Sicilia Quintiliano, quien no dudó en someter a la joven a innumerables malos tratos hasta llegar al hecho que define a la santa como protectora de los males en el pecho de la mujer. Escribe Santiago de Vorágine en La Leyenda Dorada: "Quintiliano mandó a sus esbirros que laceraran a la joven en uno de sus pechos y que luego, para aumentar y prolongar su sufrimiento se lo arrancaran lentamente." Tras la extirpación, Quintiliano ordena que la encierren sin alimento y sin cura, prohibiendo terminantemente que ningún médico accediera a la cárcel. Águeda recibe la visita nocturna de un anciano quien, bajo la excusa de que conocía la forma de curar los pechos le pide a la joven que se los enseñe. Ésta se resiste y alega que tiene a su disposición el poder de Jesucristo, que con una sola palabra restaurará lo dañado. En ese momento el anciano se descubre como un apóstol enviado por Cristo, en concreto San Pedro, y le sana, retirándose después en medio de un gran resplandor.
Quintiliano insiste en su maligno propósito pocos días después al ver que Águeda está curada y pretende quemarla viva, aunque al intentarlo se produce un terrible terremoto y posteriormente un levantamiento popular a favor de la joven que disuade de nuevo al tirano y Águeda es devuelta a la prisión donde ruega a Dios que la lleve de la tierra al cielo. Al morir es acompañada por un cortejo de jóvenes bellísimos que portan una lápida para poner sobre su tumba. En la lápida se leía la inscripción "Mentem sanctam, spontaneam, honorem Deo et patriae liberationem", lo cual quiere decir "tuvo un alma santa; se consagró al Señor decididamente; dio honor a Dios y alcanzó el premio de la vida eterna". Al menos aquí en la tierra se la recuerda el día 5 de febrero y este último epitafio aparece desde hace siglos en numerosas campanas que están dedicadas a ella. De hecho, en muchos lugares se tocaba a "nublo" para prevenir tormentas y pedriscos porque se creía que durante la noche de Santa Águeda se formaban las tormentas de todo el año.
Muchos santos acompañan a Santa Águeda como benefactores de las madres en período de lactancia, como San Mamerto, San Mamés, San Mamilo o San Mamante en Italia, aunque ninguno alcanza la veneración y el entusiasmo que despierta Santa Águeda, con cuyo efecto milagroso se relacionan unos pequeños panecillos en forma de teta que se hornean y se venden todavía hoy a comienzos de febrero en algunos lugares de España.
CREENCIAS
Coreses (Zamora) | Durante muchos años existió en algunos pueblos de Castilla el oficio denominado del "mamador", que consistía en que un individuo, con evidente facilidad y suponemos que escasos escrúpulos, se dedicaba a mamar de los pechos de las mujeres que tenían algún obstáculo para la salida de la leche, acumulada en los conductos lactíferos. No siempre era efectiva la operación, sin embargo, dependiendo del tipo de afección o de quiste el éxito del famoso "mamador" quien compartía sus actividades, sobre todo después de la guerra civil, con otros oficios raros como el lañador o el saborero, poniendo grapas a los cacharros de barro el primero y metiendo el segundo el hueso del jamón en las ollas que sacaban las amas de casa a la puerta de la calle. Otra solución al problema de los pechos hinchados o tumefactos por la leche eran los ungüentos, del tipo del que ya aparece como receta maravillosa en el Libro de remedios de San Anselmo, del siglo XVII, con la siguiente fórmula: Tomad medio litro de vino blanco bueno, una libra de miel y doce yemas de huevos; cocedlo todo a fuego lento hasta que se consuma el vino, a continuación echad esta masa en una olla de barro vidriada, bien tapada. Esta mezcla se aplicará sobre el mal, mañana y tarde, en estopas bien calientes con hojas de berzas rojas, aplicándolo hasta que supure el tumor y desaparezca el mal. |
Todas estas fórmulas, tenidas por buenas porque en realidad no causaban daño alguno, se acumulaban a la gran cantidad de supersticiones que llegaban de edades pretéritas sin haber sido filtradas o alteradas por una mínima reflexión. Para que la leche bajara bien se decían unas oraciones tres veces al día pero nunca en día lluvioso porque de otro modo la leche saldría poco nutritiva o aguada. Si al niño le empezaba a sentar mal la leche, la madre le colocaba para darle el pecho de forma que su cuerpo y el del infante formaran una especie de cruz; si se ahogaba al mamar se le colocaba a la cintura una cuerda con siete nudos; si vomitaba se le colgaba del cuello una llave de hierro o bien se metía esa misma llave en un plato de leche de animal, pero siempre que fuese una llave hueca; si el niño lloraba puntualmente a la misma hora se consideraba la posibilidad de que hubiese sido aojado por alguna mala persona con poderes y para remediar eso se obligaba a madre e hijo a llevar la correa de San Agustín, contra brujas y aojadores. Cuando se quería destetar al niño se le colocaba debajo de la cuna un huevo para que lo prefiriera como alimento y empezara a olvidar la leche materna. En otros casos se encendía un fuego con leña de higuera verde y allí se echaba la leche sobrante de la madre, con cuidado de no echarla fuera porque decían que donde se arrojara crecerían unos seres, mitad hombrecillos mitad bestias.
EXPRESIONES
Por Santa Águeda, el sol entra en el agua.
De los santos de febrero, Santa Brígida el primero y después viene San Blas y Santa Águeda detrás...
Santa Águeda, la que las fiestas acaba.
AUDIO
Alborada de Santa Águeda de Monsagro (Salamanca).
Himno de Santa Águeda. Cogeces del Monte (Valladolid).
Cantado por Agustina García de 81 años y Luisa de 80.
Grabado por Consuelo Escribano y Carlos Porro el 28 de junio de 2009.
FIESTAS
Podría decirse que hay pocas fiestas en España tan conocidas a todos los niveles como la de Santa Águeda, que en pueblos como Zamarramala (Segovia) adquiere características rituales. Las Cofradías devotas de Santa Águeda estaban constituidas corrientemente por hermanas casadas, si bien en algún caso y por lo general ante la falta de cofradas, se aceptaba a las que aún no habían "tomado estado". Tanto unas como otras, sin embargo, y pese a la tan traída y llevada "autoridad femenina" de ese día, tuvieron que pedir durante siglos permiso a sus maridos y padres respectivos para poder acceder a la Cofradía, principalmente porque de su gestión (si eran Mayordomas) se podía generar alguna deuda que fuesen incapaces de satisfacer al carecer de bienes. La misma razón unida a la de la penuria económica de la propia Cofradía, sería el origen de un caso excepcional: la aceptación como cofrade de los varones.
Tiedra (Valladolid) | Pese a estos datos, es evidente que la fiesta era una excusa (o al menos servía) para que las mujeres tomaran ese día el mando y programaran la celebración de acuerdo a sus deseos; éstos solían resumirse en pasarlo bien y reunir dinero, con el cual preparar una o varias meriendas, y concertar o ajustar uno o varios días con los músicos para que tocasen en todos los bailes organizados. Las Águedas duraban más o menos según las posibilidades que ofrecía lo recaudado o el "escote" que se hubiera hecho entre las cofrades. Éstas, ataviadas con elegantes mantones o con trajes típicos de la zona, velaban durante toda la jornada para que se cumpliera su ritual mandato. Entre las atribuciones de la Mayordoma estaba, además de "servir" la vara -que era como se llamaba en lenguaje coloquial al hecho de atender durante el año a los menesteres del cargo-, la facultad de poder pasar lista a las cofradas el día de la Santa en la iglesia, rito que en muchos pueblos se convirtió en el acto más gracioso e imprevisible de la fiesta pues cada una de las interpeladas tenía opción de decir unas cuantas frases graciosas además de su nombre, lo cual dio origen a respuestas desternillantes pero también a la intervención reiterada de la autoridad eclesiástica, dado lo poco adecuado del recinto y de la ocasión para soltar tales inconveniencias. |
Es fiesta local en:
Riaño (León). Fiesta de Santa Águeda
Sequeros (Salamanca)
Villarino de los Aires (Salamanca). Fiesta de Santa Águeda
Barbadilla (Segovia)
Veganzones (Segovia). Días 5 al 7 Fiesta de Santa Águeda
Zamarramala (Segovia). Fiesta de Santa Águeda
Bayubas de Abajo (Soria)
Morón de Almazán (Soria)
La Parrilla (Valladolid)
Mucientes (Valladolid)
Andavías (Zamora)
Coreses (Zamora)