Demetrio nació en Grecia y fue hijo de un procónsul, quien le educó en el cristianismo. Habiendo sido nombrado, tras la muerte de su padre, gobernador de Tesalónica, tuvo a su cargo defender los límites del imperio y mantener su religión (religión significa mantenimiento de unidad). Visitando el emperador Maximiano Tesalónica se organizaron grandes juegos para distraerle, en los que sobresalía por su fuerza y crueldad el gladiador Liaco quien entretenía al pueblo venciendo a los indefensos cristianos y arrojándolos contra las lanzas de los soldados romanos. Demetrio buscó a un joven cristiano -que luego sería San Néstor- le preparó anímicamente y lo bendijo, enviándolo a luchar contra Liaco al que venció. Sabiendo el emperador los recursos del espíritu que había usado Demetrio ordenó que se le diese muerte a lanzazos y a Néstor que se le atravesase con su propia espada, lo que sucedió el año 304.