Nació Victoria a comienzos del siglo III y como tantas otras jóvenes de su época fue prometida por sus padres a un joven noble cuyos deseos naturales chocaron con la idea de la virginidad que tenía ella y con la promesa que había hecho de entregarse solamente al servicio de Jesucristo. Una amiga suya, Anatolia, tuvo el mismo problema con otro joven que, incluso, recurrió a la amistad que a ambas les unía, para que mediara y convenciera a Anatolia de su amor. Las dos, Victoria y Anatolia, fueron finalmente denunciadas por sus pretendientes, amargados por no haber podido conseguir con razones sus propósitos. Ambos, llamados Eugenio y Aurelio, pidieron al emperador que les permitiese llevarse con ellos a Victoria y Anatolia por si podían convencerlas de algún otro modo. Viendo que ningún avance obtenía, Eugenio denunció los hechos al emperador Decio quien ordenó que se le atravesara a Victoria el corazón con una espada. Tal cosa sucedió el 23 de diciembre del año 253.