San Miguel es considerado, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, un enviado de Dios. Desde la primera mención bíblica (Exodo 23: 20) en que Yaveh promete a los israelitas mandar un ángel para que los guíe y los proteja en su nombre, San Miguel aparece como ese "representante" y se muestra como el príncipe del reino de Dios. Vorágine habla en concreto de cinco "apariciones" en las que el arcángel viene a la tierra y escribe que a esta fiesta se le denomina "Aparición, Victoria, Dedicación y Conmemoración", explicando el por qué de cada nombre.

CREENCIAS

El hecho de que San Miguel apareciese en muchas imágenes con una balanza por la creencia de que se ocupaba de pesar los méritos y deméritos de las almas, contribuyó no poco a que se le considerase el patrono de los romaneros y fabricantes de balanzas, pero también de los comerciantes, de los sastres y panaderos y, finalmente, -por aparecer con coraza y escudo- de los soldados.