Entre los historiadores de la Iglesia destaca por el valor de sus trabajos y por la abundancia y elevada calidad de sus precisiones -particularmente en el estudio de la vida de los santos-, Caesar Baronius, también conocido como Baronio. Fue él quien buscó y añadió a las fuentes tradicionales, otras nuevas o extraídas de la Biblioteca Vaticana a la que dedicó su atención y muchos años de su vida. En la hagiografía de San Epifanio apenas hay nada que le diferencie de otros mártires que padecieron tormento por defender su fe, salvo las características en la crueldad de los verdugos. En este caso, San Epifanio fue colgado de una alcayata hasta morir, junto con sus compañeros Rufino, Donato y otros trece mártires.