San Celestino es conocido, además de por sus virtudes y solicitud pastoral sustituyendo a Bonifacio I en la silla pontificia, por sus diferencias con Nestorio, patriarca de Constantinopla quien, por mediar en una discusión, había dudado de la maternidad divina de María, declarando que podía ser madre de Cristo pero no madre de Dios. Celestino convocó un concilio en Efeso el año 431 en el que, bajo la presidencia de San Cirilo, se condenó la herejía de Nestorio, siendo depuesto de su cargo y enviándosele a Tebas en destierro. De ese modo, a las palabras del arcángel Gabriel "Ave Maria, gratia plena, dominus tecum" a las que se añadió la salutación de Santa Isabel "benedicta tu in mulieribus et benedictus fructus ventris tui", los Papas Urbano IV (que añadió "Iesus") y el Papa San Celestino que fijó el "Sancta Maria, mater Dei, ora pro nobis peccatoribus", vinieron a completar la oración que culminó San Pío V con la coda "nunc et in hora mortis nostrae".