Ladislao, hijo del príncipe Bela y de una princesa polaca, nació el año 1046. Toda su vida estuvo marcada por las luchas y reconciliaciones familiares por la posesión del trono de Hungría, que se veía amenazado por las invasiones de enemigos exteriores y por la inestabilidad de sus propios nobles. En particular las relaciones con su primo Salomón, hijo de su tío, el rey Andrés I, provocaron no pocos enfrentamientos y guerras por la sucesión de la dinastía Arpad. Tras morir su hermano Géza en 1077, Ladislao aceptó el trono no sin ciertas reticencias, por reconocer a su primo Salomon como heredero legítimo y por preferir la vida de ayunos y privaciones. En cualquier caso, y aunque tuvo también sus roces con la Santa Sede y el papa Gregorio VII, inició las gestiones con la Iglesia para la canonización de su primo San Esteban, cosa que consiguió en 1083. Falleció cuando preparaba un viaje a Tierra Santa, según unos para dirigir una de las cruzadas y según otros para santificarse como peregrino.
CREENCIAS
Cuenta una leyenda húngara que el rey Ladislao, alto y fuerte como pocos, se alió antes de acceder al trono con su primo Salomón para defender su territorio de los cumanos cuyo príncipe, Gyula, había decidido atravesar las fronteras e invadirlo. En el fragor de la batalla Ladislao descubrió que uno de los jefes cumanos, Arboc, huía con una joven en la que Ladislao creyó identificar a la hija del Obispo de Verlad. Tras una esforzada persecución en la que nunca podía alcanzar a Arboc debido a que Ladislao iba herido, el rey gritó a la joven que se agarrara a la cintura de su raptor y le derribara del caballo, ocasión que aprovechó para poder acercarse, aunque en vez de matarlo en el suelo prefirió desafiarlo y vencerle en buena lid.
Otro relato legendario cuenta la visión que tuvieron Ladislao y su hermano Geza después de una batalla y tras haber sido señalado aquél como rey por una señal maravillosa: al golpear unas matas con su lanza, salió un armiño blanco que subió por el asta y se metió en el pecho de Ladislao. Los dos hermanos prometieron que si vencían volverían a edificar una iglesia en el lugar de la batalla y así lo hicieron. Cuando llegaron vieron a un ciervo blanco en el que Ladislao adivinó a un ángel mientras que los demás veían sólo un animal que huía de las flechas y se sumergía en el Danubio. Ladislao tomó la aparición como una clara señal de dónde debían edificar el santuario a la Virgen y así se hizo. También se atribuye al rey un milagro que realizó cuando su ejército estaba pasando hambre y sed, e hizo aparecer una piara de la que comieron todos y tocó con su espada una peña y salió agua. Finalmente lanzó una flecha que fue a clavarse en una planta que se denominó desde entonces "hierba de San Ladislao" con la que se curan muchas dolencias. Se dice que San Ladislao, del mismo modo que se le atribuye al apóstol Santiago, apareció vestido de blanco y sobre un caballo del mismo color para socorrer a los húngaros en una batalla contra los tártaros. Mientras esto sucedía, le imagen de busto del rey había desaparecido de la iglesia donde se encontraba y su sepulcro estaba abierto. Finalmente, también se cuenta que San Ladislao, mientras se preparaba en Roma la canonización de su primo San Esteban fue a visitar su sepulcro y quiso contemplar el cadáver. Sin embargo no se pudo abrir la tumba hasta que no liberó a su primo Salomón de las prisiones según había aconsejado una monja. Cuando se exhumó el cuerpo de San Esteban se extendió por todo el lugar un agradable aroma, aunque se comprobó que le faltaba una mano. San Ladislao ordenó buscarla por todo el reino y, donde se encontrara, que se construyera un monasterio, cosa que se hizo quedando separada del cuerpo y como una de las reliquias más veneradas en Hungría. | Bautizo de San Esteban de Hungría |