Nació Domingo en Caleruega (Burgos) de noble estirpe y vivió, desde sus primeros años, en contacto con la palabra de Dios y su difusión gracias a la educación que recibió de su tío, Gonzalo de Aza, que fue arcipreste de Gumiel de Izán. A los catorce años fue a Palencia, a estudiar en el Estudio General y allí recibió clases de filosofía y teología, ejerciendo tras ello como profesor. Es ordenado sacerdote y se va a la diócesis de Osma cuyo obispo Diego de Acebes le llama para dar nueva vida al Cabildo de la Catedral. El santo acompaña al Obispo a Dinamarca para servir de embajadores en la preparación de la boda del infante Fernando, que moriría posteriormente. En el camino tiene la oportunidad de conocer el catarismo y de percibir en profundidad las necesidades de la Iglesia en su relación con los fieles. Su ansia de predicar y difundir su verdad le lleva a fundar la Orden de Predicadores ("particularmente para la predicación y salvación de las almas") bajo la regla de San Agustín y a llevar a Roma las constituciones de la orden para que sea aprobada por el Papa Honorio III. En 1220 celebra el primer capítulo general de la orden en Bolonia y se redactan las segundas constituciones, en las que interviene quien sucedería a Domingo como general, Jordán de Sajonia (que después sería su biógrafo). Un año después, agotado físicamente, fallece tras haber establecido en un breve tiempo más de sesenta comunidades de religiosos y religiosas.
CREENCIAS
En Segovia existe la denominada Cuevo del Santo, oquedad en la que según la leyenda reposaba Santo Domingo por las noches tras predicar a los segovianos. Cuenta la tradición que en ella se azotaba el santo para alejar a los demonios y que era tanta la sangre que vertía, que cientos de años después, al volver a descubrirse la cueva, todavía se halló la sangre fresca "como si la acabara de derramar". Dice una novena antigua publicada en Segovia por Antonio Espinosa de los Monteros:
Ya no me admira que en diez años continuos de tu juventud no gustases el vino, con otras asperezas que bastaban a hacer un perfecto Christiano: pongo Padre mío los ojos en aquellas crueles disciplinas de hierro con que rasgabas tu bendita carne, hasta brotar por muchas bocas tanta sangre que de ellas se formaban arroyos.
...La cueva fue visitada por Santa Teresa que tuvo allí un "rapto" de cuatro horas, éxtasis semejante al que también padeció Fray Melchor Cano, aunque en este caso de 24 horas.
EXPRESIONES
Viva María, El rezo continuado del avemaría acompañado de genuflexiones se atribuye a Santo Domingo, quien no sólo difundió la costumbre entre sus discípulos más cercanos sino que lo instituyó como fórmula de saludo respetuoso y permanente a la Virgen en un momento en que los albigenses habían empañado la devoción mariana y albergaban dudas sobre la naturaleza divina de Jesús. Se conocen muchos grabados sobre Santo Domingo en los que aparecen los símbolos habituales (el perro con la antorcha visto en sueños por su madre, la beata Juana de Aza, el lirio de la pureza, la Biblia abierta y, por supuesto, la estrella en la frente). La Venerable Orden Tercera de Santo Domingo, basada en la del mismo nombre que instituyó San Francisco, perseguía atraer a muchos laicos a un tipo de vida ordenada y religiosa, haciendo hincapié en las relaciones fraternales. |
FIESTAS
Es fiesta local en:
Caleruega (Burgos)
Campaspero (Valladolid)
El Cubo de la Tierra del Vino (Zamora)