En el siglo III vivieron Justa y Rufina, hijas de un alfarero hispalense. Su mayor delito fue no querer adorar a la diosa Venus en forma de una deidad local, Salambona, por lo que fueron acusadas y juzgadas por el gobernador de la Bética Diogeniano. Sus tormentos incluyeron cárcel -Justa murió en prisión-, exposición a las fieras -que se amansaron ante Rufina- y finalmente la degollación. Sus restos fueron recogidos y custodiados por el Obispo Sabino quien mandó enterrarlas y edificar un pequeño templo en su honor. San Leandro, obispo de Sevilla, confesó numerosas veces su predilección por las santas y fomentó su veneración.
CREENCIAS
Se suele representar a las santas al lado de la Giralda porque la tradición supone que la protegieron del terremoto de comienzos del siglo XVI y evitaron su ruina. Andrés Bernáldez, en la Historia de los Reyes Católicos escribe acerca del terremoto de 1504:
En la Villa de Carmona se sintió este terremoto más que en toda España ca fue tan terrible y espantoso que parescia que todos los edificios andaban en goznes, y la tierra no tenía asiento y cayeron tantos edificios de las fortalezas, de las iglesias e de las casas, que de aquí a cien años no se restaurarán.