El 22 de abril une la Iglesia la celebración de dos Papas, San Cayo y San Sotero, que vivieron en los siglos III y II respectivamente. San Cayo sucedió al Papa Eutiquiano en el año 283 y, aunque no sufrió persecución, tuvo que soportar una gran presión precisamente por ser sobrino del emperador Diocleciano -ambos nacidos en Dalmacia- y estar el poder dividido y bajo permanentes tensiones. San Sotero nació en Nápoles y sustituyó en la silla de San Pedro al Papa Aniceto, distinguiéndose durante los años de su papado en rebatir las doctrinas de los catafrigas.
CREENCIAS
Los catafrigas procedían de la Frigia, de ahí su nombre, y fueron fundados por Montano, un visionario que se declaró a sí mismo profeta y paráclito sobre el que había descendido el Espíritu Santo, y a quien ayudaban Maximila y Prisca, dos videntes. Entre las extrañas ceremonias que practicaban estaba la de extraer la sangre de algunos niños cuando cumplían un año y, mezclada con harina, amasar un pan con el que hacían la eucaristía. Si se daba el caso de que el niño muriese lo declaraban mártir y si vivía lo dedicaban al sacerdocio. Una de las leyendas, difundidas sin duda por los escritores cristianos que rechazaban la herejía de los catafrigas, es que Montano y Maximila se ahorcaron, siguiendo la tradición que atribuía la misma muerte a Judas. San Agustín incluye a los montanistas o catafrigas entre los herejes (en el número 26) en su epístola a Quodvultdeo.
FIESTAS
Es fiesta local en:
Arauzo de Salce (Burgos)