El principal mérito por el que se recuerda a San Romualdo es el de haber creado la Orden de los Camaldulenses, hecho al que llegó por diferentes caminos a donde le llevaron, por un lado el carácter violento de su padre (de cuya influencia quería huir), sus deseos de perfección por otro y la enfadosa insistencia de sus propios discípulos que, por querer imitarle, le seguían a todas partes y no le dejaban orar en soledad. Finalmente, en Camalduli, en unos bosques de los Apeninos en la Toscana, el santo tuvo un sueño en el que aparecían algunos de sus discípulos con hábito blanco subiendo una escalera hacia el cielo. Allí instituyó un eremitorio y fundó su orden. Antes de morir, ordenó a los monjes que le asistían que saliesen de su celda para fallecer solo y encomendándose a Dios. Su cuerpo se mantuvo incorrupto mucho tiempo después de su muerte.
CREENCIAS
La Orden de los Camaldulenses tuvo una gran significación en España y sigue existiendo hoy día. En la Comunidad de Castilla y León hay un Yermo en Miranda de Ebro (Burgos) y en Mayorga (Valladolid) se conserva un cuadro representando a San Romualdo en su primera fundación de Camalduli. AUDIO Despedidas de quintos y la talla. La carrera de gallos. Serranillos (Ávila). Rondas de quintos. Seguidilla y jota de Burgohondo (Ávila). |
FIESTAS
Es fiesta local en:
Casavieja (Ávila). Fiesta de Quintos
Quinto significa una parte de cada cinco y, en este caso -es decir en la selección para el servicio militar obligatorio-, una persona de cada cinco. Aunque para los reclutamientos no siempre se estableció ese número –hay levas en tiempos de los Reyes Católicos que seleccionaban uno de cada doce-, la costumbre se generalizó a partir del siglo XVIII, eligiéndose un individuo entre cada cinco de la lista. “Los gobernantes procuraban recurrir con mesura a este procedimiento, considerado excepcional y sólo justificado en caso de guerra, cuando era imprescindible completar algunos regimientos; y la población aceptaba con resignación, no exenta de protestas puntuales y mucha picaresca, ser sorteada esporádicamente. En realidad, la repercusión social era mínima. A lo largo del siglo XVIII solamente se dictaron trece ordenanzas de quintas. Los cupos exigidos a los ayuntamientos siempre fueron bastante reducidos: una media de 11.000 hombres, lo que apenas superaba el dos por ciento de los alistados. Y la incidencia habría sido menor si el exceso de exenciones previstas por la ley y la costumbre no hubiera eximido del sorteo a casi la mitad de los solteros en edad de quintas por su vinculación con el clero o la nobleza, desempeñar determinados cargos u oficios, o estar empadronados en Cataluña, Navarra y el País Vasco”, escribe Fernando Puell de la Villa en su obra Joseph Cusachs y el servicio militar en España.