Nació Domingo en el año 1000 en Cañas, población situada entre Santo Domingo de la Calzada y Nájera. Fue, durante los primeros años de su vida, pastor de los rebaños de su casa y heredero de los bienes de su padre, Juan Manso. La soledad del campo, sin embargo, le impulsó a querer vivir una existencia alejada del mundo y pronto descubrió el camino de la virtud monástica, de modo que ingresó en el monasterio de San Millán, donde le dieron el encargo de restaurar y poner en orden el pequeño monasterio de Santa María de Cañas, dependiente de San Millán. Poco después fue nombrado abad en San Millán mismo, y en la defensa del patrimonio del monasterio se enfrentó al rey don García de Nájera quien lo desterró a Burgos donde Domingo pudo encontrar un monasterio en ruina -el de María Santísima y San Sebastián, en Silos, fundado por Recaredo- en el que crearía una comunidad y donde, después de una vida dedicada a la caridad y al bien de sus semejantes, murió el año 1073.
CREENCIAS
Se cree que Santo Domingo fue, durante toda su vida, protector y benefactor de los cautivos que se hallaban en prisión en África. Precisamente quienes habían sufrido el cautiverio y regresaban gracias a su intervención, solían ir en peregrinación al monasterio a dejar allí sus cadenas o una muestra de los grilletes que les habían aherrojado durante años.