La Iglesia denominaba antiguamente a esta fiesta "Teofanía", porque en ella se manifestaba la divinidad de Jesucristo a través de la venida del Espíritu Santo en forma de paloma sobre su cabeza después de haber recibido el bautismo de manos de San Juan en el río Jordán. Santiago de Vorágine escribe que dicho bautismo tuvo lugar veintinueve años después de la adoración de los Magos, a lo que añade Beda el Venerable que por tanto Jesús estaba ya inmerso en el año 30 de su vida, que es lo que la tradición cristiana ha mantenido. Entre los Evangelios Apócrifos hay algún texto que también se interpreta como simbolismo del Bautismo, como por ejemplo uno de los fragmentos del papiro Egerton 2, donde se lee: "¿Por qué la semilla se entierra y al poco tiempo crece de modo inconmensurable?". Quedaron perplejos ante la pregunta. Jesús estaba al borde del río Jordán y cogió una higuera y la plantó en el río. Y en el agua, las raíces se extendieron fuera y la fruta aparecía...
CREENCIAS
Aunque hoy prácticamente ha desaparecido o se desconoce su significado, había en muchos pueblos la costumbre de preparar unas velas rojas para esta festividad que solían llamar "las candelas de los reyes" y que se entregaban como presentes unos vecinos a otros. Solían ser cuatro y significaban los cuatro domingos del Adviento, de modo que se iban encendiendo según avanzaba el calendario. De acuerdo con una antigua tradición testimoniada por San Paulino, el bautismo de Jesús había tenido lugar el día 6 de enero pero al instituir la Iglesia la fiesta de los Reyes se movió al día siguiente la festividad del bautizo.