¿Quienes eran los Reyes Magos? En el Evangelio de San Mateo sólo se dice que unos "magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle". La Tradición cristiana, sin embargo, ha ido incorporando nuevos elementos a esta historia. Por ejemplo, uno de los Evangelios Apócrifos, el Evangelio Armenio de la Infancia, cuenta que Dios concedió a Adán, después del nacimiento de su último hijo Seth, una carta firmada de su puño y letra; esta carta fue guardada cuidadosamente de generación en generación hasta que los magos, últimos poseedores de ella, la llevaron a Belén. En esa carta se anunciaba que el año 6000 de la creación del mundo, el día sexto a la hora sexta, había de enviar Dios a su único hijo para devolver al hombre su dignidad original. Estos magos, que ya desde los primeros siglos recibieron los nombres de Melkón, Baltasar y Gaspar, sólo a partir de Cesáreo de Arlés comenzaron a ser considerados como reyes.
Aunque los primeros padres de la Iglesia, siguiendo a San Mateo hablan de los tres presentes que llevaron esos magos a Belén, oro, incienso y mirra -por lo cual se pensaba que eran tres los personajes- hay otras tradiciones que hablan de cuatro, seis y hasta doce magos ofreciendo sus regalos al recién nacido.
Algunas tradiciones hablan de tres monedas de oro como regalos llevados por los Magos, y, en concreto una leyenda medieval, de treinta monedas, que después fueron extraviadas por María y José y encontradas finalmente por un pastor, quien las entregó en el templo, de donde volvieron a salir para pagar a Judas su traición. Tal vez la explicación más conocida del significado de los tres dones es la que indica que el oro se le presentó como rey, el incienso como Dios y la mirra como mortal, pero la más curiosa es la que ofrece San Bernardo cuando dice que los Magos ofrendaron a Cristo oro para socorrer la pobreza de la Virgen, incienso para contrarrestar el mal olor que había en el establo y mirra para ungir con ella al niño, fortalecer sus miembros e impedir que se acercaran a él parásitos e insectos.
Según la tradición, los Reyes llegan juntos a Belén y provenientes del Oriente. Alguna leyenda, sin embargo, les hace proceder de diferentes lugares y encontrarse en el portal; esta creencia es moderna y nace en el siglo XIV, difundida por Juan de Hildesheim quien escribió una biografía de los magos para que fuera repartida entre los devotos peregrinos que llegaban a orar ante sus reliquias en Colonia. Según este escrito los reyes -como hemos dicho- proceden de diferentes puntos y coinciden en Belén, aunque no pueden juntarse inmediatamente a causa de la niebla. Hasta tiempos recientes se atribuía a Beda el Venerable una descripción detallada de los Reyes y sus atuendos; la tradición cifraba sus edades en 20, 40 y 60 años cuando llegaron a adorar al Niño, y según una creencia cristiana recibieron el martirio a la edad de 86, 110 y 120. Sus cuerpos fueron conservados en los lugares en que murieron hasta que Santa Elena, madre del emperador Constantino, cambió sus restos por las reliquias del apóstol Tomás, llevándolos a Constantinopla. De allí fueron trasladados finalmente a la catedral de Colonia.
CREENCIAS
Según la tradición, los reyes llegan a Belén a los trece días de nacido el Niño y le aportan sus ofrendas, por lo que la creencia cristiana atribuye a los magos el reparto anual de juguetes entre los pequeños la noche del 5 de enero. No en todos los lugares es lo mismo, sin embargo. En el centro de Europa es San Nicolás quien se encarga de esta labor y en algún otro país se cuenta la historia de que al ir solos a Belén, sin pajes ni acompañamiento, los Reyes invitan a una mujer llamada Befana -que les ha dado albergue por una noche- a que vaya con ellos a adorar al recién nacido. Ella rehúsa alegando que tiene mucho trabajo en su posada, pero al día siguiente se arrepiente y quiere alcanzarles, cosa que no logra privándose así de ver al Niño; por esa razón vuelve cada año, siempre cargada de juguetes, y deja sus regalos a todos los pequeños que ve, a condición de que se hayan comportado bien durante los 365 días; a los traviesos -y en esto coincide con la tradición de los Reyes existente en España- les deja carbón en los calcetines o en los zapatos.
EXPRESIONES
Los Autos de reyes eran una de las funciones dramáticas más esperadas en esta fecha concreta. El día 5 de enero por la tarde o el día 6 por la mañana en muchos pueblos de Castilla y León se reunía la gente para ver "Los reyes", representados por los propios convecinos: allí aparecía Herodes, a quien encarnaba el más fiero del lugar, junto a los reyes ataviados con capas (generalmente colchas de vivos colores), coronas de papel de plata y sus correspondientes cofres con las ofrendas. Además, los sabios de Jerusalén (con gafas, para demostrar que habían estudiado mucho) y traje negro, signo de seriedad. Los pajes de Herodes vestidos a lo militar y, cómo no, los inocentes, representados a veces -con permiso de los padres, naturalmente- por los niños de uno a dos años a los que en el momento oportuno se dirigían los esbirros del malvado rey para hacer que los decapitaban, con la consiguiente pataleta de las criaturas y la desaprobación general de todo el público asistente. La representación solía tener un director que recordaba de memoria la obra y se encargaba cada año de ensayar a los actores y repartir los papeles. La función terminaba con una marcha que cantaban todos los participantes.
Marcha de los reyes
Villamuñío - Marcha de los reyes.
Grabado por Marta Nistal Andrés, en 1989.
Interpretan Benjamín Nistal y otros vecinos.
Ya tres reyes árabes emprenden
El camino feliz y contentos
Deseando que llegue el momento
De a quien buscan poder adorar
Aunque antes de salir comprenden
Que el camino será fatigoso
Con gran gusto dejan su reposo
Por el rey al que van a encontrar
Van en busca del rey de los cielos
Del eterno hijo de Dios Padre
Que ha nacido de la Virgen Madre
Y es prodigio digno de admirar.
Despedida del auto de los reyes de Villamuñío y diálogos del Auto.
Vecinos de Villamunío (León) dirigidos por Crescencio Nistal, 1982.
Recopilado por Joaquín Díaz y J. L. Alonso.
Los Reyes de Villabrágima (Valladolid).
Interpretados por Modesto Martín Moneo.
FIESTAS
Aunque en la actualidad pudiera considerarse la moderna cabalgata de los Reyes como el centro de la celebración, aún hay tradiciones antiguas que se mantienen, como la del roscón, que casi siempre contiene una sorpresa. Ya desde la Edad Media se solía elegir en Castilla, entre la gente de la Corte, a un "rey de la haba" o de la faba, a quien el verdadero monarca otorgaba determinados favores a partir de comienzos de año. La elección se hacía por suerte y correspondía a aquel que encontrara un haba que había sido introducida previamente dentro de un roscón o pastel. La costumbre actual, como se ve, tiene tradición en nuestras tierras; y aún se podría decir que es más antigua, pues en las fiestas Saturnales romanas, dedicadas al dios Saturno, ya se hacían tortas especiales que bien pudieran relacionarse con el típico roscón. Los árabes que vivían en España durante la Edad Media también solían celebrar el comienzo del año o Yanair con un dulce semejante. En la actualidad esta rosca se suele hacer de bizcocho y la sorpresa suele ser algún pequeño objeto de cristal, porcelana o madera que se ha introducido en la pasta antes de pasarla por el horno; naturalmente esta costumbre del "rey de la haba", por afinidad, pasó a incluirse dentro de las tradiciones del día de Reyes pero aún subsiste en algunos lugares el nombre de haba aplicado a la sorpresa, sea ésta del tipo que sea.
Es fiesta local en:
Almarza (Soria), Festividad de los Reyes Magos
ENLACES
AUTOS DE NAVIDAD Y DE REYES DE GORDALIZA DE LA LOMA
Revista de Folklore nº 258
ESPERAR Y PEDIR LOS REYES
Revista de Folklore nº 138
LA NOCHE DE REYES
Revista de Folklore nº 24
LOS SANTOS REYES QUE SE CANTAN EN ROSCALES DE LA PEÑA (PALENCIA)
Revista de Folklore nº 104
UN "AUTO" POPULAR DE LOS REYES MAGOS
Biblioteca Digital de Castilla y León
Publicado en la "Revista de Dialectología y Tradiciones Populares", tomo V, 1949, cuaderno 4º