HISTORIA DE LA MODA

HISTORIA DE LA MODA



La obsesión de los cristianos por cubrir el cuerpo desnudo procede ya del Antiguo Testamento. En el libro del Génesis se observa la diferencia entre las actitudes de Adán y Eva antes del episodio de la serpiente tentadora y después de haber caído en la tentación.





«Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro» (Génesis 2, 25). Cuando Adán sucumbe a sus propios deseos se percata de su estado y se expresa ante Dios de modo bien distinto: «Tuve miedo, porque estoy desnudo. Por eso me escondí» (Génesis 3, 10). Finalmente, el mismo Yavéh fabrica unas túnicas de piel para cubrir los cuerpos de nuestros primeros padres a quienes, teóricamente, debemos desde entonces el sentido de la vergüenza, el sentimiento del pudor y, por qué no decirlo, el origen de la moda. Por eso, en todas las ocasiones posteriores en que los libros sagrados pueden hacerlo, usan la idea de que la desnudez tal vez fuera el estado primigenio del individuo, pero después de la caída equivalía a una peligrosa desviación y «la sabiduría no habita en cuerpo sometido al pecado» (Sabiduría 1, 4). A partir de la Biblia, pues, el hombre ha hecho de su cuerpo desnudo un tabú pero también un motivo para combinar naturaleza y cultura siguiendo el ejemplo del propio Yavéh que quiso cubrir a Eva y Adán con pieles de animales. Desde entonces, el primer acto con el que un recién nacido entra a formar parte de la civilización a la que va a pertenecer es el de ser ataviado con gorro, ropones, faldones y mantillas. Y así seguirá hasta la muerte en que, antes de volver a la tierra, será amortajado para que al menos vaya cubierto con un sudario al encuentro con Atropos, la parca que va a cortar el hilo de su vida.





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