El santo catalán Ramón Nonato es la síntesis perfecta entre ciencia y tradición a través del relato. Su nacimiento (le sacaron del útero de su madre cuando ya había fallecido ella), pareció inclinarle desde el primer instante de su vida hacia un instinto de superación que se manifestó después en cada decisión tomada. Obedeció a su padre en cuanto a no entrar muy pronto en el estado religioso pero enviado por éste a una propiedad para cuidar del patrimonio familiar buscó sin embargo la protección de una imagen de la Virgen que se hallaba en una ermita cercana. Esa imagen pareció darle su alto patrocinio y muy pronto pudo entrar en la Orden de la Merced y dedicarse a rescatar cautivos. En uno de sus viajes y no disponiendo de dinero para el rescate de algunos cristianos optó por quedarse él mismo a cambio y aprovechó su estancia en la prisión para predicar a encarcelados y carceleros. Algunos de éstos tuvieron que ponerle un candado en la boca para evitar que les atrajese al cristianismo, tan fuertes eran sus argumentos.