Félix o Feliz nació en Cantalicio en la provincia italiana de la Umbria en 1513. Como muchos otros santos que sintieron la llamada de la oración en soledad, pasaba días apacentando los rebaños de un amo en cuya casa trabajaba como pastor. En aquellas reuniones con que se acababa la jornada y en las que una persona leía para las demás, escuchaba con especial interés la vida de quienes se retiraban del mundo para hacer penitencia en el desierto. Quiso encontrar ese tipo de vida y entró en la orden de las frailes capuchinos, quienes, tras observar durante unos años su áspera existencia y buscada mortificación, le enviaron a Roma como limosnero del convento que la orden tenía en la ciudad eterna, donde pasó cuarenta años de edificante vida.