San Atanasio nació en Alejandría hacia el año 294 y murió en mayo del año 373. Durante su vida se erigió en defensor a ultranza del credo niceno y en enemigo declarado de los arrianos, lo que le provocó innumerables problemas y hasta cinco exilios. Escribió una vida de San Antonio Abad y fue un gran propulsor de la vida eremítica, consiguiendo que los anacoretas pudiesen acceder al sacerdocio. Como Patriarca de Alejandría tuvo que relacionarse con sucesivos emperadores (Constantino I, Constancio II, Juliano y Valente).
CREENCIAS
Cuentan de San Atanasio que, acusado de algunas cuestiones que podían poner en entredicho su prestigio ante Constantino, se presentó por sorpresa ante el emperador cuando éste se hallaba cazando, consiguiendo de él al menos que convocara una audiencia en la que sus enemigos pudieran formular cara a cara las acusaciones. Aunque el juicio se celebró y no pudo evitar el destierro, San Atanasio ayudó con esta actitud a mantener la fe que en él tenían sus seguidores. Buena parte del prestigio lo sostuvo con sus cartas y escritos. En todos ellos manifiesta su preocupación por la ortodoxia y sus desvelos por explicar los misterios de forma asequible:
Vio el Verbo que no podía ser destruida la corrupción del hombre sino pasando absolutamente por la muerte; por otra parte, era imposible que el Verbo muriera, siendo inmortal e Hijo del Padre. Por esto tomó un cuerpo que fuera capaz de morir, a fin de que éste, hecho partícipe del Verbo que está sobre todas las cosas, fuera capaz de morir en lugar de todos y al mismo tiempo permaneciera inmortal a causa del Verbo que en él moraba. Asi se ponía fin para siempre a la corrupción, merced a la gracia de la resurrección. Así, él mismo tomó para sí un cuerpo y lo ofreció a la muerte como hostia y victima libre de toda mancha, y al punto, con esta ofrenda ofrecida por los otros, hizo desaparecer la muerte de todos aquellos que eran semejantes a él. Porque el Verbo de Dios estaba sobre todos, y era natural que al ofrecer su propio templo y el instrumento de su cuerpo por la vida de todos, pagó plenamente la deuda de la muerte. Y así, el Hijo incorruptible de Dios, al compartir la suerte común mediante un cuerpo semejante al de todos, les impuso a todos la inmortalidad con la promesa de la resurrección. La corrupción de la muerte ya no tiene lugar en los hombres, pues el Verbo habita en ellos a través del cuerpo de uno. Es como si el emperador fuera a una gran ciudad y se hospedara en una de sus casas: absolutamente toda la ciudad se sentiría grandemente honrada, y no habría enemigo o ladrón que la asaltara para vejarla, sino que se tendría toda ella como digna de particular protección por el hecho de que el emperador habitaba en una de sus casas. Algo así sucede con respecto al que es emperador de todo el universo. Al venir a nuestra tierra y morar en un cuerpo semejante al nuestro, hizo que cesaran en adelante todos los ataques de los enemigos contra los hombres, y que desapareciera la corrupción de la muerte que antes tenía gran fuerza contra ellos.
FIESTAS
Es fiesta local en:
Briviesca (Burgos). Fiesta de la "Tabera" (Fiesta móvil)
San Esteban de Gormaz (Soria)