Podría decirse que el II Concilio de Nicea, celebrado en la provincia de Bitinia en el año 787, señala inequívocamente el comienzo del interés ortodoxo y oficial -o sea bendecido por la Iglesia- hacia las imágenes y representaciones religiosas. Convocado por la necesidad de sentar doctrina y acabar con la desviación que provocó la iconoclastia de León III el Isáurico, los asistentes al Concilio acordaron y determinaron lo siguiente:
"Continuando la enseñanza divinamente inspirada de nuestros santos Padres y la tradición de la Iglesia católica definimos con toda exactitud y cuidado que las venerables y santas imágenes, como también la imagen de la preciosa y vivificante cruz, así como también las santas imágenes, tanto las pintadas como las de mosaico u otra materia conveniente, se expongan en las santas iglesias de Dios, en los vasos sagrados y ornamentos, en las paredes y en cuadros, en las casas y en los caminos: tanto las imágenes de nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo, como las de nuestra Señora inmaculada la santa Madre de Dios, de los santos ángeles y de todos los santos y justos".
(II Concilio de Nicea)
San Juan Damasceno, en su De sacris imaginibus oratio, defensa razonada de las representaciones de santos, había justificado pocos años antes el uso de toda esa iconografía al escribir:
"La belleza y el color de las imágenes estimulan mi oración. Es una fiesta para mis ojos, del mismo modo que el espectáculo del campo estimula mi corazón para dar gloria a Dios".
Esta necesidad personal del espíritu que asimilaba la oración con las sensaciones estéticas o de los sentidos vino a añadirse a una larga lista de fines didácticos que también encontraban argumentos a favor de la contemplación devota de los iconos. La acendrada tradición de la Iglesia, desarrollada durante toda la Edad Media, de adoctrinar y catequizar (principalmente a los iletrados, que eran mayoría) con la ayuda de grandes cartelones llamados carocas o con los argumentos vertebrados y catequéticos de los retablos (cuyas imágenes podían transmitir ideas y hechos de forma asequible y ordenada), se complementó con el uso de un tipo concreto de papel suelto, sobre el que se dibujaban e iluminaban representaciones de santos, que se vendía con el fin de fomentar la devoción a los mismos. En la obra de Antonio Lobera El por qué de todas las ceremonias de la Iglesia y sus misterios (Higinio Reneses, Madrid, 1853) el presbítero coloca la siguiente pregunta en boca de "un "curioso" a quien contesta un vicario por boca de San Buenaventura:
¿Qué fruto sacamos de las pinturas de los santos en las iglesias y habitaciones donde asistimos o en la calle donde las colocamos?: Mucho, dice San Buenaventura. Lo primero, para que los sencillos, que no saben leer y los niños, se vayan instruyendo en la humildad, en las vidas, tormentos y martirios que padecieron los santos. Lo segundo, para que a su ejemplo nos conformemos en los trabajos, siguiendo su vida y su paciencia. Lo tercero para levantar nuestro corazón a amar a Dios, a sus santos y a nuestros prójimos por amor de Dios. En el Sínodo 7 se dice que san Gregorio Nacianceno al ver la imagen de Abraham que iba a sacrificar a su hijo Isaac, no podía detener el llanto. Nosotros los católicos, al ver la imagen de Cristo crucificado, nos movemos a dolor, sentimiento y lágrimas. Al ver a Nuestra Señora de los Dolores, se nos rompe el corazón. Oh, cuántos han dado fin, y dejado sus malas intenciones, al ver una imagen de un santo penitente...".
La fiesta de San José se instituyó en 1550 aunque se había celebrado antes en algunos cultos particulares. Por ejemplo en Sevilla se celebraba al menos desde 1533.La Iglesia quiso que la imagen de San José tuviera siempre el mismo aspecto: se trataba de representar a un artesano, un carpintero, de edad un poco avanzada, que apenas aparece en la vida de Jesús salvo para algunas escenas definidas. Es por ello por lo que, como siempre, la tradición cristiana tomó datos de los evangelios y escritos apócrifos, como "La Historia de José el Carpintero", para terminar el retrato.
CREENCIAS
Pedro Tafur en sus Andanças e viajes de un hidalgo español (escrita poco antes de la mitad del siglo XV), es quien primero utiliza en castellano la palabra artesano. Viajando por Europa (Viena, Budapest) se encuentra con personas dedicadas a oficios mecánicos o manuales cuya actividad gremial es sinónimo de progreso y riqueza para una ciudad. Poco después Antonio de Nebrija, en su Vocabulario de romance en latín llama artesano al "oficial de alguna arte", lo cual podría traducirse como maestro en algún oficio para cuyo ejercicio son necesarias las manos y unas normas concretas. Covarrubias puntualizaría la significación del vocablo en su Tesoro de la lengua castellana o española aparecido un siglo y pico más tarde, definiendo al artista o artesano como "el mecánico que procede por reglas y medidas en su arte y da razón de ella".
Probablemente el artesano de nuestros días sigue guiado por el mismo espíritu que alentó determinados oficios en el Medievo o el Renacimiento, aunque tal vez no tenga ya la seguridad de que su quehacer va a incidir de forma determinante en la prosperidad o en el desarrollo económico de su país. La sociedad acepta y destierra modas que colocan sobre la cresta de la ola o sumergen en las profundidades abisales a determinados trabajos y a quienes los practican. Menestrales y menestriles -artesanos y músicos, artistas ambos- se daban las manos en épocas pretéritas (sobre todo en su esfuerzo por realizarse con dignidad, personal y profesionalmente) y coinciden hoy todavía en lo esencial, es decir en la "fabricación" de algo artístico en cuyo proceso intervienen no sólo unas normas, que atañen a la forma y a los materiales y que constituyen la base empírica de su dedicación, sino también el ingenio y la fantasía del artista que firma y sella con su aportación personal la obra realizada. Probablemente es responsabilidad de la propia sociedad -de todos, en suma- la consideración y el respeto que deben merecer quienes conservan técnicas y materiales milenarios poniéndolos al mismo tiempo al día gracias a su formación específica y actualizada y a su talento.
EXPRESIONES
Pues sois santo sin igual AUDIO San José Descargar desde iVoox > > > | Oficio de carpintero |
Hay una oración que se rezaba a San José que decía:
Las doce están dando
y el niño llorando
la Virgen María
le está consolando.
Despierta José
y enciende una vela
y verás lo que anda
por tu cabecera.
Los ángeles son
los ángeles sean
que llevan a un niño
vestido de seda.
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Hoy día de San José.
AUDIO
San José
FIESTAS
Es fiesta local en:
Tremedal (Ávila)
Briviesca (Burgos). Fiesta de los Novios
Barbadillo (Salamanca)
Carbonero el Mayor (Segovia)
Duratón (Segovia)
Marazuela (Segovia)
Trabazos (Zamora)