Fue este santo originario de la Borgoña, donde nació a fines del siglo IV. Desde muy joven sintió una atracción hacia la vida eremítica y, de hecho, aunque había intentado buscar su vocación en un monasterio, prefirió finalmente encontrar su refugio entre las ramas de un enorme chopo, cerca de una fuente en el monte Jura. Allí se dedicó a rezar y trabajar la tierra y aunque San Hilario, obispo de Arlés, le ordenó sacerdote, siguió llevando su vida retirada durante más de treinta años hasta su muerte, lo cual no le impidió transmitir un ejemplo de vida junto con su hermano Lupicino y fundar algunos monasterios como el de Condat y el de La Beaume.
CREENCIAS
La noche del último día de febrero, los mozos -antiguamente los quintos de ese año- recorrían las calles de algunos pueblos pidiendo de casa en casa. Esta costumbre, a la que se daba el nombre de "marcear" era realizada en Cantabria también en diciembre. En algunos lugares y debido a que se trataba de cuestaciones y de fiestas de mozos ha podido confundirse la costumbre de las marzas con la de los aguinaldos.
Dice Caro Baroja que "en la actual provincia de Santander y en parte de la de Burgos, los mozos salen a veces la noche de Navidad, más frecuentemente la última noche del año, en general en la noche última de febrero o en la del primer viernes de marzo, haciendo cuestación y cantando coplas. A ellos les llaman "marzantes" o "marceros" (en Campóo), y a las coplas, "marzas". Dichos mozos son los descendientes de los que en esta época salieran, con motivo del comienzo del año, en las "Kalendas Martiae", cantando las "martiae", anunciando la venida del primer mes dedicado a un dios de la agricultura, después de los meses purificatorios. Con la imposición del calendario juliano, trasladaron su fiesta a la fecha en que daba comienzo el año, y como en la Edad Media se iniciaba el año con la Natividad de Cristo, hubo tres fechas en que se cantaban marzas y salían marzantes.
EXPRESIONES
Actualmente las marzas son de modo general propias de las últimas noches de febrero, y así lo indica una de las más bonitas, que dice:
Marzo florido,
seas bienvenido,
seas bienvenido;
las cuarentenas,
altas y buenas,
altas y buenas.
En Valladolid y Palencia esta costumbre de las marzas tuvo -y en algún caso aún tiene- cierta vigencia, lo que demuestra que no sólo las provincias mencionadas poseen en exclusividad tal tradición.
A cantar las marzas | Mes de mayo, mes de mayo | Y vosotras las mujeres | Si yo le pillara aquí |
AUDIO
Las marzas y el romance del prisionero. Quintanilla del Agua (Burgos).
ENLACES
LAS MARZAS SEGÚN SE CANTABAN EN EL PUEBLO DE BEZANA (BURGOS)
Revista de Folklore nº 137