La historia de David, que fue primero pastor y luego rey, es relatada en la Biblia en el Libro Primero de Samuel y en el Libro Segundo. Era el hijo menor de Jesé y nació en Belén. Cuando el rey de Israel Saúl fue poseído por un espíritu malo, según narra el Antiguo Testamento, quienes le rodeaban le aconsejaron buscar un músico que mitigara sus accesos. Se buscó a un joven pastor que sabía tocar la cítara y así entró al servicio del rey para apartar de él a ese espíritu malo. Cuando poco después los filisteos atacan al ejército de Israel, uno de sus jefes, Goliat, un gigante armado, se acerca durante 40 días a los israelitas para insultarlos y provocarlos. David, que ha llegado al ejército enviado por su padre para llevar comida a sus hermanos y enterarse de si están bien, escucha las bravuconadas del gigante y con cinco piedras y su honda de pastor -el rey le quiere vestir con sus armas pero el joven las rechaza por no estar acostumbrado a ellas- se acerca a Goliat y le asesta una pedrada en la frente que acaba con él. Luego corta su cabeza y se presenta ante Saúl pero éste comienza a envidiarle e incluso intenta matarle aunque es salvado por la esposa de Saúl y por su hijo Jonatán. Tras un tiempo, Saúl muere en el cerro Gilboá y David -tras maldecir el cerro donde Saúl se había suicidado y había muerto Jonatán- es proclamado rey, derrotando a filisteos y moabitas, a ammonitas y arameos. El pecado, sin embargo, enturbia su reinado, al enviar a la muerte al hitita Urías de cuya mujer se ha enamorado y con la que tiene un hijo que muere al nacer en castigo a su falta. Le heredará su hijo Salomón pero quedará en la narración bíblica como autor de muchos salmos y excelente músico y poeta.
CREENCIAS
El capítulo 19 del Libro Segundo de Samuel relata uno de los momentos más dramáticos y trágicos de la historia del rey David, cuando se entera de la muerte de Absalón. A pesar de que éste le había perseguido y había querido arrebatarle el trono, David quería a su hijo más que a nada. Sus expresiones "Absalón, hijo mío, hijo mío" se repiten varias veces en el texto y son descritas por los libros sagrados con gran verismo. Esa tradición llega hasta el Renacimiento y se comprueba en el texto muy popular del romance titulado "Triste estaba el rey David" al que puso música Alonso de Mudarra.
Triste estaba el rey David,
triste y con gran pasión,
cuando le vinieron nuevas
de la muerte de Absalón.
Cuando le vinieron nuevas
de la muerte de Absalón
palabras tristes decía
salidas del corazón.
No te quisiera ver muerto
sino vivo en mi prisión,
que aunque eras desobediente
yo te otorgaría perdón
hijo mío, Absalón.